La aplicación de una ecotasa para vehículos pesados en la N-1 a su paso por el País Vasco, desde el pasado 9 de enero, ha repercutido de inmediato en el paso fronterizo del Somport. Los responsables del túnel internacional calculan que el tráfico en general se ha incrementado entre un 5% y un 10%, en particular el de vehículos pesados.

Los chóferes buscan rutas alternativas para evitar el pago de un peaje que oscila entre los 0,56 y los 6,89 euros, en función de su peso y de la distancia recorrida, entre el puerto de Echegárate e Irún. La N-1 es en realidad la autovía A-1, que une Madrid con la frontera francesa, pero en Euskadi ha conservado su antigua denominación.

«En enero de este año, el paso de camiones y autobuses ha representado el 37% de todo el tráfico registrado en la infraestructura», señalan en la subdelegación del Gobierno de Huesca. Ese porcentaje, precisan, supone un 6% más que en el mismo periodo del 2017.

Fuentes de control del túnel indican que el pasado enero se registró una media diaria de 596 vehículos ligeros y 330 pesados. Pero no se atreven a señalar la causa del incremento. «Llevamos unos cuantos años en los que se registra una tendencia al alza en el paso de vehículos de todas las clases», afirman.

Asimismo, en la subdelegación del Gobierno oscense subrayan que no se ha realizado ningún estudio sobre las razones del aumento de vehículos pesados por la carretera N-330. Piensan que puede deberse en parte al cobro de la ecotasa, pero apuntan que la mejora de la economía española ha entrañado un mayor movimiento de mercancías.

INQUIETUD EN LOS PUEBLOS

En el valle de Aspe, en la vertiente francesa del Somport, el incremento del número de camiones ha causado cierta inquietud. La mayor parte de los pueblos ubicados en la RN 134 carecen de variante, por lo que el tráfico discurre por sus travesías, con el correspondiente riesgo para los peatones.

Los alcaldes de estas localidades han mostrado su preocupación y se han dirigido a las autoridades del departamento y la región, e incluso a París, pero no han recibido todavía respuesta. Reclaman la construcción de vías alternativas entre la frontera y Oloron. Algunas de estas desviaciones están en distintas fases de la tramitación administrativa, pero seguramente tardarán años en ser una realidad.

Este problema, sin embargo, no parece ser suficiente para disuadir a los transportistas, que, como demuestra el reciente incremento del paso de trailers por el Somport, prefieren aventurarse por una carretera estrecha y sinuosa a pagar unos cuantos euros de peaje en el País Vasco.

Es posible que este cambio en los flujos del tráfico vaya a más, por lo que Francia no tendrá más remedio que acelerar la mejora de la RN 134 hasta Pau, donde se accede a la red gala de autopistas.

De hecho, todo indica que, cuando termine el desdoblamiento del puerto de Monrepós (A-23), llegarán más coches, camiones y autobuses de otras partes de España.

AUTOVÍAS GRATUITAS

No en vano, muchos conductores ya saben que es posible ir de Barcelona hacia Bilbao sin pagar los elevados peajes que se cobran en las autopistas AP-7, AP-2 y AP-68. Basta con utilizar, en su lugar, las autovías A-2, A-22, A-23 y A-21, que enlazan Lérida con Pamplona por Huesca y no cuestan nada.

Es cierto que algunos tramos, en particular en la A-23 y también en la A-21, están sin terminar o las obras ni siquiera han empezado. Pero es solo cuestión de tiempo que esas infraestructuras estén totalmente operativas. De forma que cada vez se acerca más el día en que el túnel de Somport recibirá un tráfico más acorde con su capacidad.