La comunidad aragonesa registró ayer un máximo histórico en la demanda de energía eléctrica propiciado por las bajas temperaturas registradas. Y es que, a pesar de que la alerta se ha levantado en Aragón, las bajas temperaturas siguieron presentes durante la jornada en ciudades como Teruel, donde se registró la mínima nacional con ocho grados bajo cero a primera hora de la mañana.

A las doce horas, la potencia demandada alcanzó los 1.314 megavatios, lo que superó con creces la última punta registrada el pasado 17 de diciembre, cuando se llegó a los 1.219 megavatios, según informó Endesa en un comunicado.

La empresa añadió que las "bajas temperaturas y el efecto acumulado de las mismas" fueron "determinantes" para alcanzar la cifra. Una cifra que podría superarse en los próximos días "en caso de que continúen los mismos valores", que ayer superaron los ocho grados bajo cero en la capital turolense.

Sin embargo, fuentes del Instituto Meteorológico Territorial explicaron que las temperaturas subirán paulatinamente a lo largo de la semana, si bien el sábado y el domingo podría truncarse el ascenso. Igualmente, subrayaron que la cota de nieve aumentará notablemente.

No obstante, el uso de cadenas en algunos puntos de la red secundaria de Huesca, Teruel y Zaragoza, aunque con el paso de las horas fue restableciéndose la normalidad.

Por otra parte, las temperaturas de los últimos días han provocado ya los primeros daños en los campos de frutales del Valle del Jalón, según confirmaron a Efe varios agricultores de Calatayud y su entorno.

Las pérdidas se registraron, fundamentalmente, en las producciones de almendra y albaricoque que habían florecido y que están poco protegidas, ya que son excepcionales las fincas de estos cultivos que cuentan con sistemas contra las heladas.

Algunos agricultores se han dirigido al Servicio de Extensión Agraria de la DGA en Calatayud para notificar los daños producidos, mientras que los técnicos visitarán a los afectados para conocer la situación.

Esta situación se ha vivido también en el paraje de Campiel, uno de los de mayor tradición frutera del Jalón, pero también una zona protegida por cerros y más resguardada de las bajas temperaturas.