Las imágenes de las largas filas con carritos de la compra vacíos frente a una entidad social se han convertido en algo rutinario. Son el distintivo de las mal llamadas colas del hambre, un término que empezó a ser cotidiano, demasiado, el año pasado, cuando la crisis económica que acompaña a la del coronavirus llamó a la puerta de muchos hogares. La situación no ha cambiado. Prueba de ello es que el Ayuntamiento de Zaragoza ha recibido en el primer trimestre del año 11.708 solicitudes, un 22,60% más que en los tres primeros meses del 2020, mayoritariamente para alimentación. Del total, el consistorio ha aprobado prácticamente todas, 11.043 (el 94%) que llegan a la friolera de 7.625 familias distintas.

El covid empezó a hacer estragos en España en marzo del año pasado, cuando se decretó el estado de alarma y comenzó el goteo de ertes, eres y despidos. Ya en abril y mayo las peticiones de ayuda de urgente necesidad en el consistorio fueron de 7.211 y 5.589, respectivamente. Cifras históricas. El resto de meses rozaron las 4.000 en junio, septiembre y octubre, pero nunca se superaron. Hasta este año.

El 40% de las peticiones son de Delicias y el Casco

Siempre ha habido diferencias entre los barrios de cualquier ciudad. En cuestiones sociales, más. Los distritos de Delicias y el Casco Histórico concentran el 40% de la demanda de ayudas urgentes del Ayuntamiento de Zaragoza. Según el informe del área de Acción Social, los centros municipales del Casco Histórico han tramitado el 19,03% de las 11.708 solicitudes registradas entre enero, febrero y marzo. En San Pablo se han tramitado 936 (7,99%) y en La Magdalena hasta 1.292. Mientras que en Delicias han representado el 18,02%, con unas 2.000. San José ha superado el 10% y Oliver se sitúa en el 9%, con 10.241 y 10.057 solicitudes, respectivamente. Los barrios rurales han registrado el 5,71% del total de peticiones con Casetas y Garrapinillos a la cabeza. Ambas zonas destacan con 351 y 113 solicitudes, respectivamente, mientras que el resto apenas alcanza las 50, como sucede en Montañana (con 48), Monzalbarba (con 39) o Venta del Olivar (con 33). Estos datos constatan las desigualdades que existen entre unos barrios y otros. Por ejemplo, en el Centro, solo se han producido 471 reclamaciones de ayudas, apenas un 4%, menos todavía en el Actur (3%), o en el Arrabal (3,42%, aunque este caso resulta llamativo). Mientras, los barrios de Santa Isabel y Miralbueno son los dos distritos con menor tasa de toda la ciudad, con un 1,04% y un 1,21% del total.

Según el informe de gestión de las ayudas urgentes del consistorio, se observa una preocupante tendencia al alza cada mes. En enero se registraron 3.222 peticiones, en febrero ya fueron 4.023 y el mes pasado 4.463.

Repasando el histórico de los últimos cuatro años, con la salvedad de los peores meses del año pasado, nunca se habían registrado más de 4.000 peticiones de ayuda en los centros sociales municipales.

Otras ayudas

No es de extrañar si se tiene en cuenta que en marzo seguían siendo 85.882 las personas sin trabajo y alrededor de 15.000 las que seguían de erte en Aragón. El concejal de Acción Social, Ángel Lorén, ha ido más allá y ha asegurado que este goteo incesante se debe al «fracaso» del Ingreso Mínimo Vital (IMV) que en marzo llegó a 6.297 hogares aragoneses, compuestos por 17.101 personas, 7.375 menores de edad. El concejal comparó las ayudas concedidas en tres meses en el consistorio, 11.043, con las concesiones del IMV desde su implantación, en junio del verano pasado.

En lo que va de año, el ayuntamiento ha invertido 3.105.902 euros, un 26,06% más que en el primer trimestre del año pasado. El importe de las ayudas también se ha elevado, hasta los 281,26 euros, poco más de diez euros respecto al 2020. El presupuesto total para las ayudas urgentes se eleva a 15,4 millones.

Un año más, las de alimentación es las más demandadas. De las 11.708 peticiones registradas, 8.473 son para poder llenar el carro de la compra, esos que se ven en las colas del hambre. Supone un importante salto si se compara con los dos años anteriores, cuando la media rondaba las 6.600 solicitudes para hacer la compra. No obstante, la representación respecto al total de subvenciones es similar todos los años.

El consistorio tiene claro que estas ayudas deben ser ágiles porque cuando uno necesita comer, necesita hacerlo ya. Por ello, el proceso de concesión es distinto y cuando se realiza el registro se comunica directamente a los proveedores para que dispongan de los productos en la tienda. De media, el consistorio tarda 3,22 días en abonar la ayuda, eso sí, una vez que se ha concedido. Se ha reducido en dos jornadas, al menos, en los tres primeros meses.

Pago del alquiler

A las ayudas urgentes de alimentación le siguen las de vivienda, con 1.893 (el 16,17%), de las que han sido rechazadas 145; y ya muy lejos las destinadas al pago de la luz (765); gastos sanitarios (291); o el comedor escolar (223), según el informe.

En este caso se ha producido un descenso respecto al año pasado del 35,98% que se debe al cambio de la jornada lectiva. En cambio, las del alquiler han crecido un 48,51%, pese a que sigue en vigor la orden del Gobierno de Pedro Sánchez de no desahuciar a familias vulnerables, hasta que finalice el estado de alarma.