Treinta años después del descubrimiento en Teruel del primer dinosaurio español, el "Aragosaurus", las nuevas investigaciones lo sitúan en el Jurásico-Cretácico, con unos 145 millones de años de antigüedad, frente a los 130 que hasta ahora se creía que tenía. Además, el estudio de huesos inéditos y el hallazgo de nuevas piezas ha permitido realizar una nueva clasificación, tal y como han presentado hoy en Teruel los investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel.

Las nuevas investigaciones han permitido "establecer su carné de identidad" en palabras del director de la Fundación, Luis Alcalá, detallando de una manera más concreta sus características propias. "A pesar de su importancia, hasta ahora había pocos estudios y en algunos casos inconexos", ha apuntado Alcalá. El "Aragosaurus" fue un dinosaurio herbívoro, de hábitos cuadrúpedos, con cuello y cola muy alargados y con una cabeza muy pequeña. Los huesos hallados permiten estimar unas dimensiones de 17 metros de longitud y 20 toneladas de peso.

Gracias a los nuevos hallazgos y a otros estudios que no se habían abordado, ahora tiene una nueva clasificación, emparentado con los camarasáuridos de Norteamérica y con los braquiosáuridos de Norteamérica y África. El trabajo para localizar el yacimiento no ha sido fácil, tal y como ha apuntado Rafael Royo, director del equipo investigador.

El yacimiento Las Zabacheras de Galve (Teruel), donde se encontraron los primeros restos en los años 50 y donde no se excavaba desde 1983, "estaba completamente sepultado por escombros procedentes de las obras de una carretera". Así que el primer trabajo fue excavar durante semanas para extraer toneladas de tierra hasta encontrar los primeros fósiles, "en el mismo nivel que en las excavaciones de hace treinta años porque los huesos pertenecen al mismo individuo", ha recordado Alcalá, quien confía en seguir sacando restos de este dinosaurio. "En estas excavaciones hemos encontrado nuevos huesos como una tibia, un esternal y varios chevrones", ha recordado Royo, piezas que se presentarán en el próximo congreso de la Society of Vertebrate Paleontology que se celebrará en Berlín.

Pero el estudio abarca un abanico más amplio de piezas: un fémur, una uña, huesos de la cintura escapular y pélvica, 14 vértebras de la cola y costillas, además del único diente asignado a esta especie que ahora ha sido descartado.

Detrás de los trabajos hay un equipo multidisciplinar e internacional en el que, además de paleontólogos de la Fundación Dinópolis, han participado José Luis Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid, geólogos y expertos de la Universidad Complutense de Madrid, así como científicos del University College de Londres y del Imperial College de Londres. El resultado de estas investigaciones acaba de publicarse en la revista británica "Zoological Journal of the Linnean Society".

El estudio de los restos vegetales y el polen han arrojado también información sobre el antiguo delta que desembocaba en el Mar de Tethys en el que vivió este "lagarto de Aragón". Esta investigación se realiza en el marco de un proyecto paleobotánico con especialistas de la Universidad de Vigo y de la Universidad Nacional Autónoma de México. Los fósiles del "Aragosaurus" se exponen en la sede de Dinópolis en Galve (Teruel) y en la colección paleontológica del Ayuntamiento de Galve.

Además, la tibia original y una reproducción de los huesos de la mano podrán verse en la sede de Dinópolis de Teruel a partir del 30 de julio, en el espacio dedicado a las novedades del Museo Aragonés de Paleontología. Para el consejero de Industria e Innovación del Gobierno de Aragón y presidente de Dinópolis, Arturo Aliaga, hallazgos como este son posibles gracias a "la gran calidad de los científicos", y también al "binomio ciencia y turismo" en el que se basa el proyecto de Dinópolis, porque combina el parque temático dedicado a la divulgación con la apuesta por la investigación científica.