La asesoría para la mejora de la convivencia escolar en Aragón ha atendido este curso 168 casos. Son 95 más que en el año anterior y 105 más que en el año escolar 2011/2012. Esto no significa que se haya disparado la violencia dentro de las aulas, sino que los colegios y las familias están más predispuestas a solicitar ayuda y a tratar de atajar el problema con especialistas.

Actualmente, esta entidad únicamente tiene competencias para orientar a las personas que acuden en busca de ayuda, no tiene carácter resolutivo. Precisamente se está trabajando para eliminar esta limitación. "Desde que se creó hemos visto que hay más necesidades y no solo la de asesora. La complejidad de los casos exige poder actuar", explicaron desde la propia asesoría, que también tiene un departamento jurídico.

Actualmente se está elaborando una orden que amplíe las competencias de la entidad con el fin de "poder realizar intervenciones como llamar a los centros" para mediar en el problema.

La mayor parte de los problemas que se atienden son entre alumnos. Según la consejería de Educación del Gobierno de Aragón, "lo habitual es que haya más conflictos de convivencia en la ESO", pero la asesoría registra proporcionalmente más consultas relacionadas con Primaria. Desde la asesoría explican que muchos menores no saben convivir entre ellos ni solucionar aquellos "pequeños" problemas que surgen en el aula por falta de habilidades sociales. Los casos de violencia física son mínimos.

Según la psicoanalista Mónica Gorenberg, los casos de violencia en las aulas comenzó a incrementarse antes de la crisis. La situación económica no ha ayudado, al contrario. Considera que la frustración de los padres que pasan apuros económicos se transmite a los menores y estos la exteriorizan a el colegio porque se sienten "entre iguales". "La sociedad no ha tenido tiempo de digerir los cambios en las estructuras familiares y cada vez es más competitiva", apunta.

AMBIENTE FAMILIAR

Desde la asesoría escolar aseguran que "el día a día es complicado". Los padres acuden porque no saben cómo actuar y motivas a su hijo para que acuda al colegio. "Los primero que hay que hacer es lograr que el estudiante se sienta seguro en el centro". Paro ello es fundamental la actitud del colegio y, sobre todo del profesorado.

Según Gorenberg, los maestros "no están formados para actuar en estos casos". Asegura que es necesario formales, "pero no con cursos de ocho horas". "Invertir en educación no es poner ordenadores y tablets en las aulas, es formar al profesorado", aseveró.

Los maestros también forman parte de la diana de los alumnos --y padres-- violentos. Según el sindicato independiente en defensa del la enseñanza pública (Anpe), cada vez acuden más docentes al Defensor del Profesor en busca de asesoramiento.

Atendiendo al último estudio de Anpe, el 27% lo hacen tras haber sufrido acoso o amenazas de los padres; un 24% manifiesta falta de respaldo por parte de la dirección del centro.