Nervios, prisas, tensión de última hora... Todos los ingredientes necesarios para acudir a una oposicón se dieron cita ayer en las sedes que acogían la primera prueba en Aragón para ejercer de profesor en algún instituto público. Un examen que este año llega tras una convocatoria exprés, dudas hasta última hora sobre las fechas y lugares donde poner a prueba tanto tiempo de preparación. En academias, en casa y hasta combinándolo con el horario laboral. Para llegar a una cita como la de ayer, esperada por muchos para tener una oportunidad de futuro para la que "nunca es tarde".

Desde Aragón y desde otras comunidades autónomas llegaban a centros como el Corona de Aragón o el Miguel Catalán, dos de las ocho sedes abiertas en las que poder pulsar el nivel de nerviosismo con el que acudían los candidatos a una de las 210 plazas ofertadas para Educación Secundaria. Una cita a la que confirmaron su asistencia "más del 80%" de los inscritos. A falta de los datos oficiales, se estima que unos 3.700 de los 4.361 admitidos.

Asistencia desigual

Aunque la confirmación de presentados fue desigual. Así, mientras para el examen de francés, en el IES Jerónimo Zurita de Zaragoza, fue del 86% de los 296 inscritos, o en orientación educativa, del 84% de sus 751, en el IES Corona de Aragón; en la de Matemáticas, en el IES Sierra de Guara de Huesca solo apareció el 72% de los 979 candidatos.

Aunque lo cierto es que el enfado por esos cambios de última hora que se había estado denunciando, a tenor de lo que opinaban ayer los candidatos, no parece que sea el motivo. Para los que sí fueron, esto solo afecta para llevar con "más estrés en un momento que se vive con muchos nervios por lo que te juegas". Así lo apuntaba Esther, una de las candidatas llegaba desde Castellón a las puertas del Corona de Aragón. "Tanto tiempo preparando el examen, al final no te importa cuándo te lo pongan, solo quieres hacerlo y que salga bien".

Y esta vez parece que se ha querido tender la mano a quien no trabaja de interino, algo que no agrada a quien sí lo hace. Eva Jaurrieta, de CCOO, señalaba en este mismo centro que "con más de 70 unidades didácticas que preparar, cambiar el sistema de puntuación y que tenga más valor el examen, haciendo de menos la experiencia y los méritos acumulados cuando trabajando quita tiempo para estudiar, puede resultar injusto".

El debate de siempre ahora cambia la visión de muchos, los que acuden con experiencia previa. Radicalmente distinto piensan otros como Vanessa, que después de nueve horas de viaje en carretera desde la localidad gallega de Melide, llegaba a la prueba de Zaragoza con ganas de tener una oportunidad de ejercer de lo suyo. "El último examen lo hice en Valladolid y me quedé sin plaza a pesar de haber sacado un 9", explicaba. Así que ya no solo es una cuestión de esfuerzo, porque hace codos mientras trabaja en la frutería de su madre, sino también de fortuna. Su pareja, José Antonio, con el nerviosismo lógico de quien desea que esta vez sí sea la buena, bromeaba con que "si gana una plaza nos tocará vivir separados, no sé qué es mejor".

La nota más positiva fue que la infraestructura disponible no fue un problema. No hubo líos en la distribución de las aulas para una oposición que, como todas ya, era masiva.