La zaragozana Raquel Torcal tiene un grado medio de auxiliar de enfermería y un grado superior de técnico de laboratorio, pero nunca ha trabajado en nada relacionado con su formación. Su situación es recurrente entre otros muchos jóvenes, que a pesar de contar con una buena preparación ven cerradas las puertas del mercado laboral en sus especialidades.

Esta joven de 33 años lo intentó cuando acabó su formación, pero ante la falta de oportunidades se fue desanimando. «Al poco tiempo entré a trabajar en Primark, luego ya nació mi hija y ahora, como tengo un buen horario que me permite conciliar fácilmente, ya ni estoy buscando», explica Torcal, que reconoce que al principio entró a trabajar en la tienda de ropa «como algo temporal».

«Tengo a más amigos que tampoco pueden trabajar de los suyo», lamenta la joven, que reconoce que el problema del acceso a la vivienda también es recurrente entre todos ellos. «Yo he tenido suerte porque estoy en un piso de unos conocidos y me dejan el alquiler a un precio aceptable», indica Torcal, que en un futuro no descarta volver a buscar empleo de los suyo. «Ahora solo espero que pase pronto esto del coronavirus para volver a trabajar como siempre», concluye.