El carril bici del paseo Sagasta reúne todos los ingredientes necesarios para convertirse en uno de los temas controvertidos del verano. Su construcción genera tantas críticas como apoyos y todo va en función de los usuarios que se ven usurpados o favorecidos en el espacio público. Tanto si va por la calzada como por el bulevar, el ayuntamiento sabía que generaría controversia. Pero al menos, poco a poco, los zaragozanos empiezan a visualizar por dónde se pretende llevar. Y, desde ayer, ya en imágenes. El colectivo Zaragoza en Bici publicaba ayer recreaciones para visibilizar mejor cómo se podrá circular por este vial cuando esté terminado.

Un itinerario que conectaría el carril bici del paseo Constitución con el de Sagasta bordeando la plaza Paraíso (y desde esta con Independencia y Gran Vía, ya conectados), para adentrarse en la calzada por los que llegan a este mismo punto los carriles de circulación procedentes de Tenor Fleta y el paseo Cuéllar. Pegado al bulevar y bidireccional, dejando libre todo el espacio para subir hacia la calle Lagasca.

En la intersección de Sagasta con esta calle y con la de León XIII, el carril dibujaría una silueta con forma de S que permitiría los giros a la izquierda en ambos sentidos para los coches pero con una novedad, el paso de peatones que permitiría avanzar a los ciclistas en ambas direcciones hacia el tramo que conectaría con la intersección con la avenida Goya y Tenor Fleta, esta vez por la calzada inversa, la que conduce hacia Torrero y que quedaría restringida solo para el transporte público, residentes y los ciclistas. La duda es cómo se hace la distinción y quién vigilará el uso indebido.

Una vez se supera Goya, el carril bici se dirigirá atravesando la intersección al bulevar central de Sagasta, por donde, pegado a un lateral del mismo conduciría hasta el mismo paseo Cuéllar y, desde allí, al parque Pignatelli por un nuevo paso para las bicis. Pero esta solución pone en alerta a los peatones, que consideran que verán reducido su espacio natural de tránsito.