El coronavirus ha fulminado al sector turístico y hostelero de la comunidad. Es una realidad. Los propietarios, al menos de los establecimientos más rurales, no pueden sobrevivir a la ingente cantidad de gastos que se derivan de esta crisis sanitaria y económica sin precedentes. Es por esta razón, que la única solución que les queda es poner en venta sus negocios, algunos, después de años y años regentándolo, para que un maldito bicho termine por aplastar sus ilusiones emprendedoras que un día afloraron.

La situación se traduce en un aumento de anuncios en sitios web de compraventa sobre estos hoteles, hostales o casas rurales. A través de inmobiliarias, o a título personal, sea como fuere, estamos ante cierres de hoteles. La cara amarga le ha tocado vivirla a Juan, que ha puesto en venta el hostal La Casa del Arco en la localidad altoaragonesa de Jaca. No es un negocio cualquiera, son más de 30 años al frente de este centro hotelero: «La crisis del covid ha sido la clave de esta decisión, porque llevamos desde marzo sin trabajar. Después de 30 años con este negocio me veo abocado a traspasar. No veo futuro», explica Juan.

Las restricciones de movilidad, o las decisiones, a vueltas un día tras otro, sobre la apertura de las estaciones de esquí han provocado que este céntrico hostal jacetano tenga que cerrar sus puertas, al menos, por el momento: «Todo lo que ha sucedido con el esquí ha sido un palo muy duro. Tenemos que esperar hasta junio para a ver si podemos trabajar, pero no creo que sea el único en pensar de esta manera, en pensar que esto es inviable. En esta situación, la hostelería es imposible que pueda sostener los gastos», lamenta este vecino oscense.

Y es que, a pesar de que la única solución posible sea el traspaso, la gente tampoco está muy por la labor de comprometerse económicamente consigo misma, por el miedo a que esta realidad vaya a más y las pérdidas sean regulares cada día que pase: «El anuncio lleva ya unos meses, pero lo actualicé el otro día. La gente pregunta, pero ven complicado coger un negocio cuando la situación está como está. Si en Semana Santa nos dieran vidilla, igual se veía más fácil continuar, pero ahora no sé», asegura Juan, que a día de hoy no contempla otra alternativa que la cesión de este histórico complejo hotelero.

La mayoría de los anuncios tienen que ver con hoteles o casas rurales en la provincia de Teruel, aunque los hay también en Huesca. La falta de huéspedes este año, sumada a la situación de despoblación que atraviesa gran parte de la provincia turolense, apagan la luz de unos propietarios que se ven obligados al traspaso, si bien es cierto que también pueden contemplarse anuncios en los que el motivo es la jubilación.

El Pirineo se queda vacío

Si los hoteles aragoneses y nacionales han sufrido las consecuencias de las limitaciones movilidad, una zona como es el Pirineo ha sufrido con especial incidencia el stop a la apertura de las estaciones de esquí. Así lo ha hecho saber el presidente de la Asociación Turística Valle de Benasque (ATEVB) y dueño del hotel Ciria en la misma localidad, José María Ciria, que no entiende, asimismo, que se hayan emitido datos sobre la ocupación hotelera en 2020 cuando no ha habido «nada de nada».

«Los que la estamos sufriendo somos nosotros, los empresarios del Pirineo. El Pirineo, a día de hoy, está desierto. No hay nadie, y no hay trabajo. No pueden venir de ningún lado por las restricciones de movilidad», asevera Ciria. «Con las estaciones cerradas, y que no hay movilidad, estamos ante un problema muy gordo. Son decisiones que acarrean detrás una ruina para el Pirineo. Hay una incertidumbre que hay que quitar, porque todavía hay gente que está esperando a poder venir a esquiar», manifiesta el presidente de la ATEVB.

Asimismo, Ciria tampoco ha podido escapar de la quema, y como propietario de un hotel en esta ubicación, se ha visto obligado a echar la persiana, al menos por el momento. «El hotel lo hemos cerrado porque no se podía mantener abierto. Esto no es Zaragoza, no se tienen clientes habituales como los puede tener un restaurante. Aquí si no dejan mover a la gente, no hay nadie. El año no se parece, ni de lejos, a la peor temporada de la historia», enfatiza el presidente de la ATEVB.