A besarse se ha dicho, que como se quejaba el escritor Valentín Lansake "nos besamos y nos tocamos muy poco y luego quieras que no, eso se nota". Y es que, ¿cómo no nos vamos a besar? Si Paco Rallo eligió el lugar perfecto: una Caja de los hilos que desprendía olor a pétalos de rosa, sonido de saxofón y piano minimalista; y luz de discoteca ochentera . Si es que el éxito estaba asegurado, porque la reunión consistía en eso, en besarse. Y para eso estaban ahí los que más saben de arrumacos, que por algo son los que cantan, pintan y esculpen el amor.

Los artistas no faltaron a la cita. Algunos volvían a sus raíces como el navarro Paco García Barcos y otros ejercían de monsieur de la boh¨me parisina como Pierre de La --Pedro Perún-- o Lansake, que analizaba con un cóctel cuasiafrodisiaco en la mano la última poesía que había dedicado a Nietzche y su Así habló Zaratustra .

Pero el más solicitado fue sin duda el protagonista, Paco Rallo, que estaba en su salsa entre tanto amigo, canapé y besos. Modesto, aunque encantado con la cr¨me de la cr¨me , explicaba que "las obras importantes son las sencillas y fíjate si ésta es fácil".

Así que entre las copichuelas, el decorado del jardín del Edén que corría a cargo de las hilanderas y el ambiente sugerente, pocos fueron los que no se convirtieron en protagonistas de Besos de mi corazón a tus labios , la obra viviente que se fotografió luego para incluirla en el libro que editará el autor en Espacios de Confluencia .

Mucho amor, eso es lo que se respiraba. Hasta Javier Lacarra, se echó pa´lante y dedicó libros de Valtueña con poemas improvisados. Y claro, el autor no quiso ser menos y alabó su amistad con Rallo, como Angel Arasa, Fernando Cortés y el arquitecto Juan Carlos Laporta. Vamos, que no faltó ni el apuntador en la performance más amorosa. Y mucho menos la magia de decenas de muacs .