Contratiempo inesperado en la Universidad de Zaragoza respecto a las obras de la Facultad de Filosofía y Letras, que llevan paradas desde el pasado mes de julio tras encontrarse «deficiencias» en la estructura del edificio. «Era algo que podía pasar, pero es cierto que estamos muy sorprendidos por los acabados y las cubiertas que nos hemos encontrado. Estaban hechas polvo», reconocía ayer a este diario Francisco Serón, vicerrector de Prospectiva, Sostenibilidad e Infraestructura del campus públicos.

La situación obliga ahora a hacer una «parada técnica» para recalcular el proyecto, que debe ser modificado y adecuado a las circunstancias encontradas. En cualquier caso, los plazos de 36 meses «no sufren retardo» porque la UTE (FCC, Copisa y Estructuras Aragón) iba «sobrada de tiempo», según Serón, que espera que la actividad se retome en octubre. «Trabajamos para que sea lo más pronto posible», dijo.

Mientras que el pabellón de Filología fue totalmente derribado, en el antiguo edificio de Filosofía se ha tenido que mantener su estructura al tratarse de un inmueble catalogado de interés arquitectónico. Los problemas han surgido al tirar todo su interior, donde «han aparecido cosas diferentes a las que se pensaban y se habían diseñado», dijo Serón. En este sentido, apuntó a la presencia de una «gran cantidad» de fibrocemento, un material cuyo uso está prohibido. «Ha salido un montón y los equipos técnicos lo han tenido que retirar y llevar a vertederores especializados», añadió el vicerrector. Este hecho se basa en que el edificio fue construido en dos épocas diferentes (años 30 y 60) con materiales que, actualmente, no cumplirían las normativas de edificación ni de viabilidad.

VIGAS Y CUBIERTAS

También se han hallado vigas y columnas «muy deterioradas», así como cubiertas o bovedillas afectadas que, en su momento, ya dieron un aviso de su mala situación al desprenderse el techo en algún despacho docente del pabellón de Geografía. «No quiere decir que haya sido durante este tiempo un peligro para el alumnado, pero es cierto que no estaban bien y ahora hay que sustituir todo esto», precisó Serón. Las deficiencias fueron detectadas en julio, cuando ya se detuvieron los trabajos, mientras que en agosto ya se preveía una menor actividad porque es cuando la UTE y la universidad cerraban por vacaciones. Con todo esto, la vuelta a la rutina no ha sido la deseada en el campus, cuya Unidad Técnica de Construcciones y Energía está trabajando actualmente codo con codo con la UTE, el director de obra (Magén Arquitectos) y varias personas próximas al proyecto para reactivar «cuanto antes» los planes de obra.

En cuanto al presupuesto, Serón aseguró que «no se verá afectado» y «se dispone de dinero» para afrontar los cambios que, tras esta situación, requieran añadirse al proyecto. «La Ley de Contratos del Sector Público nos permite, durante el proyecto, hacer una variación del 15% en el presupuesto, mientras que al final, cuando se entregue la obra, se hacen mediciones que también pueden variar la cantidad en un 10%», explicó el vicerrector de Infraestructuras de la Universidad de Zaragoza.

La licitación inicial fue de 18,9 millones sin IVA y, finalmente, se adjudicó a la UTE por 17,4 millones. Pese a todo, la disponibilidad total asciende a los 22 millones garantizados desde la DGA.

CAMBIOS EN FILOLOGÍA

Por su parte, en la zona donde se situaba hasta hace unos meses el pabellón de Filología ha sido necesario realizar otro estudio geotécnico tras el derribo del edificio. «Se tiene que volver a dimensionar y eso hará algún cambio pequeño en el proyecto, pero no es algo extraño y entraba en los planes», precisó Serón.

Actualmente se puede observar un gran socavón y la ausencia de maquinaria, que todavía no se sabe cuándo accederá para iniciar la cimentación. «No me quiero aventurar con los plazos, pero no dejamos de trabajar», insistió.

La rehabilitación y construcción completa de la nueva Facultad de Filosofía y Letras estará terminada para el curso 2022-2023. Serón aseguró que esta parada en las obras «no cambia nada» el proyecto en cuanto a apariencia y la política de eficiencia energética del 100%. En este sentido, el diseño de Magén Arquitectos e Ingeniería Torné contempla un ahorro del 42% en calefacción gracias a la instalación en la cubierta de 105 paneles solares que permitirán producir energía. Además de los paneles solares, que permitirán generar simultáneamente electricidad y calor, se instalarán pozos canadienses y un gran reservorio estacional de 200 metros cúbicos que usarán la energía geotérmica para los sistemas de ventilación y reducirán el consumo.

Además, habrá redes selectivas de evacuación para recuperar las aguas pluviales y reutilizarlas y el edificio incluirá vegetación en las cubiertas y en los espacios interiores. Por su parte, el edificio departamental (donde estaba Filología) ofrecerá una pantalla exterior donde se proyectarán exposiciones o conferencias.