El Gobierno quiere iniciar las obras de los hospitales de Alcañiz y Teruel el próximo año. Los trabajos se desarrollarán durante toda la legislatura y el objetivo --complicado-- es que estén finalizadas allá por el 2019. Dependerá de la disponibilidad presupuestaria, pero en el Ejecutivo se muestran cautos al repecto. Lo primero, dicen, es poner la primera piedra. Y no es poco teniendo en cuenta cómo están ambos centros. Sobre todo el de la capital, cuya licitación fue anulada por el Tribunal Administrativo de Contratos.

Esto obligará a deshacer el camino andado. Es decir, redactar un nuevo pliego de condiciones y licitar otra vez la obra, lo que llevará entre cuatro y seis meses. Este error de bulto lo hereda el actual Gobierno de la polémica gestión del ya exconsejero de Sanidad, Ricardo Oliván, que retrasó el inicio de los trabajos durante cuatro años y al final, cuando ya se estaban haciendo los primeros movimientos de tierra, ha resultado que la licitación fue "ilegal". El portavoz del Gobierno, el turolense Vicente Guillén, no se mordió la lengua ayer para calificar la situación, que tildó de "culminación de un despropósito".

No hay que olvidar que el hospital de Teruel ya sufrió anteriormente una importante demora que Oliván justificó en unos informes geológicos que alertaban de los peligros sísmicos que tenía la zona en la que debía construirse el centro. Como consecuencia, el Ejecutivo se evitó invertir la partida prevista en los presupuestos, y dejó el Pignatelli sin poner la primera piedra. El hospital se licitó por algo más de 100 millones de euros.

ALCAÑIZ, MÁS FÁCIL

Menos farragosa puede resultar la tramitación del hospital Alcañiz, para el que el anterior Ejecutivo tenía prevista una gestón público--privada, que ahora el PSOE está dispuesto a paralizar. Guillén avanzó ayer mismo que el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, se reunirá con la empresa que quedó en primer lugar en el concurso para transmitirle que ese procedimiento se va a "volver atrás" porque el Gobierno quiere que el hospital "sea exclusivamente público", desde la construcción hasta la gestión. "Eso nos va llevar algo de tiempo", precisó Guillén, quien garantizó que este hospital se hará y dijo que deshacer el proceso va a ser más sencillo que en Teruel.

Ambos centros son compromisos del presidente del Gobierno, Javier Lambán, quien prometió construirlos y que además fuesen 100% públicos. Guillén se mostró ayer cauto, y recordó que la situación económica es "de extrema dificultad". Pese a ello dijo estar convencido de que este hecho no va a ser ningún obstáculo para que estas dos infraestructuras se hagan. Auguró que en el primer trimestre del 2016 se podría poner la primera piedra del de Teruel y que el de Alcañiz presenta incluso menos dificultades administrativas, con lo que aseguró que el próximo año podrán comenzar las obras en los dos casos "sin ninguna duda".