Los municipios de Escatrón, Chiprana y Samper de Calanda se preparan para vivir una revolución solar. El macroproyecto fotovolaico que promueve en la zona el Grupo Cobra, perteneciente al gigante ACS, ha iniciado ya tímidamente su fase de construcción, lo que desencadenará en pocos meses un verdadero terremoto en la vida cotidiana de estos tres pueblos debido a la magnitud de las obras en cuanto a tráfico de camiones, movimiento de materiales y demanda de mano de obra. Esta gran instalación energética será la mayor de este tipo que se ponga en marcha en Europa con una potencia conjunta de 850 megavatios (MW) y un total de 3.173 hectáreas de superficie entre las 18 plantas que componen el proyecto. Los primeros trabajos ya se han iniciado pero el periodo de más agitación será en el segundo semestre del 2019, cuando se alcancen puntas de 500 a 600 trabajadores directos.

La expectación es máxima en las tres localidades, situadas a caballo entre las provincias de Zaragoza y Teruel. Tal es así, que hoy se celebrará una reunión en la Delegación del Gobierno en Aragón para analizar los efectos de las obras en materia de seguridad, tráfico o logística.

La inversión en el proyecto ronda los 500 millones de euros por lo que se trata de una iniciativa única que situará a la comunidad aragonesa a la cabeza de las energías renovables a nivel mundial. Cobra desarrollará aquí 850 MW, el 54% de los 1.550 que se adjudicó en la tercera subasta de renovables del Ministerio de Energía.Escatrón será el epicentro de este complejo fotovoltaico al acoger en su término diez de las 18 plantas, mientras que cinco estarán en Chiprana y otras tres en Samper de Calanda.

«Estamos en la parte inicial de las obras con el movimiento del tierra. Entre diciembre y enero alcanzaremos un ritmo importante de actividad», explicaron fuentes de Cobra, que debe poner en operación estas instalaciones antes del 2020, según los plazos marcados en las subastas verdes.

Los ayuntamientos están colaborando estrechamente en el proceso de selección de personal, en el que también está interviniendo la oficina del Inaem de Caspe, que hace una semanas contaba con una oferta de unos 100 puestos de trabajo, la mayoría de ellos operarios de obra civil, conductores de maquinaria (carretilla elevadora, retroexcavadora o camión pluma) o montadores de placas fotovoltaicas. En Chiprana, por ejemplo, se va a llevar a cabo un curso de prevención para una treintena de personas de cara a su posterior incorporación a las obras. «La prioridad es contratar trabajadores de la zona, si no podemos cubrir toda la demanda recurriremos a gente de fuera», recalcaron desde Cobra.

De los 3.100 hectáreas que ocupará el proyecto, 500 han sido adquiridos a un particular de Chiprana. El resto se explotarán en régimen de alquiler a una media de 600 euros al año por hectárea, lo que supondrá unos ingresos totales de 1,5 millones al año.