El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, desgranó este lunes el ‘plan calles’ prometido en el debate sobre el estado de la ciudad, dotado con 11,4 millones de euros, y su propia estrategia para llevarlo a cabo utilizando una herramienta indispensable: la sociedad Ecociudad, que gestiona el saneamiento. Entre las cifras clave de esta apuesta política de renovar asfalto y aceras como proyecto estrella de legislatura están los 5,3 millones de euros que se llevará la renovación integral de la avenida Navarra. No toda la avenida, solo los 360 metros que separan la confluencia con la avenida Madrid y la intersección con el paseo Calanda, apenas un tercio del total.

Su reforma, en superficie y en el subsuelo, forma parte de una operación que llegará a siete viales de la ciudad, como ya anunció, y a costa de que Ecociudad se endeude para que no penalice las mermadas cuentas del consistorio. Un crédito va a hacer falta y financiarse a través de la sociedad del saneamiento, creada por los gobiernos de izquierda, no es la primera vez que se hace. Ahora, esta estrategia permitirá fundamentalmente que el consistorio pueda abonar esos 11 millones largos con cargo a las cuentas de esa entidad mercantil y el ayuntamiento, devolver con cargo a su presupuesto solo 6,2.

Además, esta fórmula le permitirá a Azcón hacer esa devolución en las próximas cuatro anualidades, consignando solo 200.000 euros en el presupuesto municipal del 2021 y empezar las obras en el 2022, abonando ese año otros 670.000 euros. De esta manera, las cuentas del ayuntamiento terminarán de pagar su parte en este proyecto estrella en el 2024, abonando 2,8 millones en ese último ejercicio, y otros 2,6 en el anterior.

La explicación dada para financiarlo así se achaca al enorme deterioro que sufre la red de saneamiento presente en el subsuelo de estos siete viales. Según explica el informe que justifica este acuerdo con Ecociudad, el 45% del coste de los trabajos corresponde a la sustitución de tuberías, casi 5 millones de euros restantes, y por eso se acomete a través de ella. A ello se suma lo que Azcón añadió la larga reivindicación vecinal que lleva sin atenderse desde hace años para explicar el interés público de la intervención.

En este contexto en el que se enmarcan estos siete viales, pero en el que podrían entrar otros muchos en Zaragoza, destaca la actuación en la avenida Navarra, para la que en su día se proyectó una actuación valorada en unos 12 millones de euros y que se ha quedado en menos de la mitad de esa inversión.

Será una intervención sobre una superficie de 14.400 metros cuadrados, renovación integral de tuberías y de calzada y aceras en los 40 metros de anchura y un plazo previsto de un año de duración. De este modo, se puede adivinar inauguración preelectoral de cara al 2023, ya que en la primavera de ese año podría estar finalizado este lavado de cara integral del tramo que une el cruce del paseo Calanda con la confluencia de la avenida Madrid.

En realidad, el plazo de ejecución que se baraja para todos los viales incluidos en este ‘plan calles’ permitirían lograrlo, dependiendo de la celeridad con la que se tramiten los expedientes, se liciten y adjudiquen las obras y se terminen a tiempo. Porque ese mismo plazo de un año es el que se estima para la reforma de la calle San Miguel, otro puntal de este proyecto estrella de Azcón, eso sí, valorado en una cuantía muy inferior, apenas 684.000 euros de coste.

Junto a ella, dos obras acumulan más del doble de la inversión dentro de ese fondo global dedicado a las calles, la prometida en la de Reina Fabiola (en el barrio de San José), por 1.655.500 euros, y en la de Félix Latassa, en Universidad, por 1.320.000. En ambos casos, con un plazo de 12 meses de ejecución. Junto a ellas, está la reforma prevista en la calle Sixto Celorrio (El Rabal) por 907.500 euros; en la de Cuarte, por 625.000; y en la de Ricla, en Centro, por 585.000 euros. Todas ellas podrían hacerse en solo seis meses.

La clave de esta operación es, por tanto, la financiación a través de Ecociudad, a la que poder devolver en cómodos plazos una inversión que esta adelantará a través de un crédito bancario y, sin penalizar las cuentas municipales, llegar a las próximas elecciones con los siete viales relucientes y terminar de pagarlo en la próxima corporación.

Es decir, hay una idea pero no hay un proyecto. Este comenzará a plasmarse el próximo año después de escuchar a las juntas de distrito y a los vecinos. En esas pautas de compaginar las obras del ciclo del agua con el viario público, Ecociudad apuntó en su informe lo siguiente: «No ha de obviarse la existencia de otra serie de inversiones y necesidades cuya prioridad no es significativa desde el enfoque de los servicios municipales de lnfraestructuras, pero es primordial para Ecociudad desde el punto de vista de gestión del saneamiento y depuración».

LAS NECESIDADES QUE FALTAN / «Estamos hablando -continúa el texto dirigido al coordinador general del Área de Infraestructuras, Vivienda y Medio Ambiente- de actuaciones como el colector de la carretera de Castellón (Escorredero de Fillas y San Antón), el proyecto de mejora de la Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR) Parque de San Pablo, el tanque de tormentas para alivios en cuencas de paseo María Agustín, Almozara y plaza Europa, la solución para el vertido del barrio de Peñaflor y otras muchas actuaciones que, en su gran mayoría no requieren la renovación de otras redes de servicios anexas y cuya financiación a medio plazo podría estar vinculada a la negociación económica que se está llevando a cabo en el marco de la comisión bilateral entre el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza respecto al reparto de la recaudación del impuesto de contaminación de las aguas generado a partir de los habitantes de la ciudad de Zaragoza, por lo que quedarían fuera en principio del objeto del presente planteamiento».

Azcón comparó la inversión con los 2 millones de euros dedicados el pasado mandato de ZeC para hacer renovaciones integrales y los 3,5 millones de euros que aportó el último Gobierno del PSOE, si bien aquellos se tomaron como gestión ordinaria y no como anuncios estrella que no parecen pasar de ser proyectos de poca enjundia.