Ocho meses de prisión y otros dos de alejamiento de su novia. Esa es la condena que ayer aceptó Julio César Mendoza, el joven que fue detenido hace una semana tras intentar apuñalar a su novia en el vientre. No lo consiguió, ya que la víctima, de 19 años, se protegió con las manos y evitó que las lesiones fueran graves.

Es el acuerdo al que llegó su abogado Luis Ángel Marcén con la Fiscalía. El acusado consiguió, además, que le suspendieran la condena por dos años con la condición de que no delinca, respete el alejamiento, pague 100 euros a la víctima y haga tres meses de trabajos en beneficio de la comunidad, además de un curso formativo de violencia machista.

Ambas partes entendieron que el joven es autor de un delito de lesiones con la agravante de violencia de género y no la tentativa de homicidio por la que fue arrestado por la Policía Nacional.

La agresión se produjo sobre las 07.30 horas del pasado 8-M en el interior de la vivienda en el que víctima, arrestado y otros familiares residen en la calle Conde Aranda de la capital aragonesa. Fue la tía de la joven la que llamó alarmada a la sala del 091 para pedir ayuda urgentemente porque el novio de su sobrina la había herido con un cuchillo.

La víctima explicó a los agentes que acudieron al lugar que habían discutido al regresar de la discoteca Trópico por «celos», debido a que a su novio «no le había gustado que estuviera hablando con un amigo». De hecho, ella decidió abandonar el local antes que su novio para «evitar más problemas». Lo hizo sola, mientras su agresor continuaba en el pub, situado en la calle Dato de Zaragoza.

Cuando llegó a casa, el hombre de 23 años y de origen nicaragüense, entró en la habitación en la que ella estaba dormida, la agarró de los pelos y trató de apuñalarla en el estómago. «No lo consiguió porque traté de protegerme», afirmó la joven, que salió corriendo de la habitación, pidió ayuda a sus familiares y bajó a la calle. En ese mismo momento, ella les mostró su voluntad de interponer denuncia por violencia de género contra Julio César Mendoza, sin antecedentes penales ni policiales.

La tía de la víctima reconoció a los agentes que «temía desde hace tiempo que esto pudiera pasar por los celos que tiene a su sobrina». Puso como ejemplo que un día golpeó las puertas al grito de «Voy a matarla».