Le llaman Social Distancing por no llamarlo distanciamiento social o físico. O personal, casi más correcto. La cuestión viene de lejos en Telefónica, que ha diseñado unos ojos que no solo son capaces de contar personas o de alertar si se rompe la barrera marcada, sino que permite identificar un hombre armado en una multitud. No necesita a un humano detrás. Aplicando la última tecnología en Inteligenia Artificial (AI) es capaz de detectar personas, analizar comportamientos y hacer un seguimiento de sus movimientos en espacios cerrados. La vida será bien otra si algún día llega la implantación absoluta de estos ojos que todo lo ven. De momento, cuentan personas y las cuentan bien, otra ayudita en esta batalla incansable en el control de las infecciones, en el reto de detener, al menos desacelerar, la propagación de una enfermedad contagiosa. Vale para cualquiera, aunque ahora solo se hable de covid.

«La solución que estamos impulsando es por sensores ópticos 3D que incorporan una analítica de vídeo que permiten contar personas -cuántas entran y salen de un recinto- y determinar el aforo. Además, son capaces también de detectar la distancia entre personas. Esa información crea una alerta con niveles de precisión cercanos al 100%. Está más orientada a controlar el distanciamiento social en edificios de oficinas, en un entorno de trabajo donde haya que mantener la distancia», dice Lorena Senador-Gómez, directora del área de Ingeniería de Seguridad de Telefónica, que está especializada en materia de seguridad e innovación tecnológica.

La solución resuelve el control de una práctica que autoridades como la OMS y expertos en epidemiología señalan como la más efectiva para controlar la propagación de cualquier virus, la distancia social. Además, al incorporar funcionalidades que permiten predecir y agilizar los tiempos de espera, esto se traduce en una optimización de los recursos y una potente herramienta estratégica de negocio. «Utilizando cámaras existentes de cualquier fabricante, a través de una analítica de vídeo, permite contar personas y ver si hay una aglomeración, por ejemplo. Aquí la exactitud en el conteo no es tan alta, pero lo hemos implantado en playas para determinar el nivel de ocupación y poder determinar el porcentaje de aforo y poder alertar», explica la ingeniera.

Más allá, pueden servir como un arma de seguridad, al estilo de las UCO de los estadios de fútbol pero con una utilidad muy mejorada. «Estos sistemas también detectan manifestaciones no previstas, peleas o personas armadas. Son soluciones que detectan una persona merodeando, si hay un grupo de personas en un lugar donde no deberían estar. Se podría llegar a controlar absolutamente todo, claro que contando con todos los permisos necesarios. En un estadio de fútbol, por ejemplo, se puede captar una pequeña pelea, si alguien hace fuego, por supuesto si hay gente sin mascarilla…. Todo todo, no solo relacionado con el coronavirus».

Hace años que Telefónica es una compañía que va más allá de las comunicaciones. En su área de seguridad se encuentran novedades sorprendentes, muy a la vanguardia en cuanto a Inteligencia Artificial. Soluciones termográficas, por ejemplo. Mediante cámaras fijas, portátiles o de mano, que permiten medir la temperatura corporal de varias personas de manera simultánea y generando alarma en caso de detectar una temperatura anómala. Además, esta lectura de temperatura se puede realizar a varios metros sin necesidad de detenerse frente a ellas, «por lo que resulta poco invasiva para el cliente».

También ha diseñado arcos detectores de metales y temperatura, portales para la detección de metales con medición de temperatura. «Se han adaptado los arcos detectores de metales al escenario D+1, incorporando sensores adicionales como cámaras termográficas, tablets con IA y/o termómetros IR, para la detección temprana de posible febrícula. Estos dispositivos aseguran un acceso sin contacto, rápido, y tremendamente práctico de cara a los usuarios».

Los sistemas de control de accesos, en terminales con reconocimiento facial, funciones de control de presencia, detección de temperatura y mascarillas, suponen un paso más allá en los sistemas de control de accesos. «Con una tasa de verificación menor de 0.2 segundos y una precisión mejorada, estos dispositivos aseguran un acceso sin contacto, rápido, y tremendamente práctico de cara a los usuarios».

Queda el sistema de control de ocupación y aforo en playas, con cámaras dotadas de IA capaces de detectar las zonas ocupadas y las que están libres, calculando el porcentaje de ocupación en tiempo real y de forma autónoma. El usuario recibe una alerta en caso de que esté próximo el límite máximo de ocupación permitido.