El problema creado por la contaminación de lindano en el río Gállego ha acabado enfrentando a dos instituciones, el Gobierno de Aragón (DGA) y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), en torno a las responsabilidades por la alarma sanitaria y medio ambiental. Esta situación ha llevado a las autoridades autonómicas a prohibir el consumo de agua del grifo a seis localidades ribereñas del Gállego desde el pasado 18 de septiembre.

El primero en abrir el fuego fue el consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, quien en una comparecencia ayer por la mañana en las Cortes, aseguró que la CHE ha tardado más de un mes en analizar las muestras del Gállego en las que había residuos de lindano, lo que ha retrasado la puesta en marcha del protocolo de actuación vigente.

El presidente de la CHE, Xavier de Pedro, replicó de inmediato en una rueda de prensa que, si bien el Departamento de Salud Pública pidió que se realizaran análisis de las aguas a la CHE, "no requirió" que estos siguieran un procedimiento "de urgencia".

"La CHE no ha tenido conocimiento de la existencia de agua contaminada hasta el 18 de septiembre", cuando se prohibió beber agua de grifo en dos pueblos, subrayó el presidente de la entidad. De Pedro informó de que ayer, precisamente, el organismo que dirige se enteró del resultado de los análisis llevados a cabo el 11 de septiembre en el barranco de Bailín, que arrojaron 438 microgramos de lindano por cada litro de agua, un valor muy por encima del tope legal de 0,50 microgramos (0,1 en abastecimiento).

Ante esta situación, De Pedro anunció ayer que la CHE va a incoar un expediente sancionador al Gobierno de Aragón por la existencia de vertidos de residuos de lindano por encima del máximo permitido en el barranco de Bailín, donde el pasado mes de septiembre terminó el proceso de traslado de los restos de pesticida del antiguo a un nuevo vertedero. Las fuertes lluvias veraniegas, según el presidente de la CHE, pudieron ocasionar el problema.

La intervención parlamentaria de Oliván se debió a una interpelación del diputado socialista Eduardo Alonso sobre las consecuencias que puede tener la contaminación del agua de boca. El consejero explicó que aunque la competencia para la realización de estos análisis la tiene el Laboratorio de Salud Pública del Gobierno de Aragón, en verano éstos los realizó la CHE.

LABORATORIO Oliván indicó que el sistema de aire acondicionado del Laboratorio de Salud Pública sufrió una avería que obligó a que los análisis de julio y agosto se realizaran en las instalaciones de la CHE, que, según denunció, se demoró un mes en validar los resultados que dieron positivo, informó Efe.

Cuando el Laboratorio de Salud Pública pudo volver a retomar el trabajo, detectó niveles de lindano en algunas tomas de agua superiores a los límites marcados por la UE, motivo por el que se pidió cuentas a la CHE.

Por su parte, De Pedro compareció ante los periodistas con un estadillo que detallaba los valores de residuos de lindano (HCH) hallados en el embalse de Jabarrella y en el barranco de Bailín, si bien matizó que en este último caso se trataba de un muestreo realizado antes de la desembocadura en el Gállego y del paso del agua por las plantas potabilizadoras y los filtros de los depósitos de los pueblos.

En ese documento, el contenido de restos de lindano se empieza a elevar a partir del 25 de junio, con 0,40 microgramos, un valor que se repite un poco más alto un día de julio y que vuelve a salir otras dos jornadas de agosto. En cambio, a partir del 11 de septiembre, se disparan las alarmas, con 438 microgramos, seguidos por 318 el 18 del mismo mes, y de 225 el día 24.

De Pedro explicó que, por la fecha en que se han sabido los resultados, los análisis de la CHE no podían aportar ya nada. Además, insistió en que la forma de operar de su laboratorio y su elevada carga de trabajo impiden saber antes el resultado de los análisis.

"No tenemos función de alerta, y menos sanitaria", recalcó el presidente de la CHE, que dijo que eso era competencia de otras instituciones, y se refirió a que medio ambiente y salud son responsabilidad de la DGA. "Nos hubiera gustado funcionar mejor, después de conocer todo lo que ha pasado", acabó reconociendo, si bien insistió en que, por los plazos, ya no había margen para reaccionar.