El papa Francisco nombró ayer al obispo aragonés Juan José Omella miembro de la Congregación para los Obispos, uno de los órganos de Gobierno más importantes del Vaticano y que jugó un papel determinante en el litigio de los bienes de las parroquias del Aragón oriental que permanecen retenidos en Lérida. Omella, que es obispo de Calahorra y la Calzada desde el 2004, fue previamente obispo auxiliar de Zaragoza y de 1999 al 2003, el responsable de la diócesis de Barbastro-Monzón, justo en el momento en el que el pleito por el arte sacro estaba en máximo apogeo.

Omella, nacido en Cretas (Teruel) en 1946, es además miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde el 2002 y en estos momentos está considerado uno de los prelados españoles con mayor predicamento tanto en la Conferencia Episcopal como en el Vaticano. No en vano, su nombre sonó como sucesor del cardenal Antonio María Rouco Varela al frente de la archidiócesis de Madrid. La Congregación para los Obispos organiza las visitas ad limina, nombra a los obispos y es el responsable de la erección de iglesias y los límites y divisiones diocesanas.