El director general de Opel España (Grupo PSA), Antonio Cobo, dibujó ayer un futuro cargado de dificultades para la industria española y europea del automóvil, un sector que camina hacia una nueva revolución que está cambiando por completo las reglas y las formas de trabajar, fabricar y vender. «Tenemos que adaptarnos a este nuevo mundo o vamos a desaparecer», sentenció durante su intervención en la ponencia Aragón y el futuro de la automoción, en el marco del VIII Encuentro Internacional de Aragón Exterior (Arex) que acoge el hotel Hiberus de Zaragoza. A pesar de las amenazas que se ciernen, destacó el buen momento que vive la planta de Figueruelas y anunció una nueva ampliación de la plantilla en la primera mitad del 2019.

«La digitalización lo está cambiando todo, es una transformación total. Nada de lo que hemos hecho hasta ahora va a valer y nos tenemos que preparar para ello», abundó. Todo ello, agregó, en un «entorno político difícil de entender» y con «cambios» en las relaciones internacionales. En este contexto, Europa vive «una situación caótica» por culpa de «nacionalismos irracionales e insaciables» y por actuar en contra de sus propios intereses.

En este sentido, el máximo directivo de Opel España criticó que la regulación del sector esté dirigida «por países que no tienen industria del automóvil». Advirtió, por ejemplo, de las consecuencias de la última propuesta del Europarlamento de elevar al 45% la reducción de emisiones de CO2 de los coches nuevos para el 2030. «Es un objetivo muy loable pero si se impone puede tener consecuencias», dijo. «Hay requerimientos que muchos fabricantes en Europa se pueden ver incapaces de cumplir», agregó.

Sobre el salto a la movilidad eléctrica, incidió en que China cuenta hoy con más de 60 marcas de automóvil de propulsión alternativa frente a cuatro o cinco que hay en Europa o Norteamérica. Este «desequilibrio», explicó, tiene también sus riesgos, por el dominio asiático del mercado de baterías y el control sobre las materias primas con que se fabrican. «Todos peleamos por el vehículo eléctrico, pero si no somos capaces de hacer esa transición ordenada, no habrá baterías para todos y un tercero será el que decida quien gana o pierde», afirmó. Si finalmente se produce un escenario en el que «alguien controla el crecimiento de los demás», alertó de que se puede desencadenar «la tercera guerra mundial, tecnológica y no física, pero sí una guerra».

LA AMENAZA DE MARRUECOS

La instalación de la industria del automóvil en el norte de África puede ser, según Cobo, otra amenaza para fábricas como la de Figueruelas, de la que dependen directa e indirectamente 25.000 familias aragonesas. El directivo explicó que Europa está haciendo frente a la presión migratoria creando un «muro industrial» en Marruecos, a 14 kilómetros de la península, donde existe «la posibilidad de fabricar de forma más eficiente, barata y competitiva» Esto cree que ayuda a retener los flujos de personas «dando trabajo y creando mejores condiciones de vida», pero se preguntó «cuál será el impacto».

A esta compleja situación, Cobo sumó actuaciones «irresponsables» como la «demonización» del diésel, que está generando «un gran problema al consumidor». A este respecto, subrayó el «esfuerzo» y las «inversiones multimillonarias» de la industria europea para que el diésel «sea una tecnología que pueda competir en emisiones». «Hoy son entre un 25% y un 35% inferiores en CO2 respecto a las de los vehículos de gasolina», afirmó. Por ello, insistió en la necesidad de «hacer una transición ordenada» y abogó por ayudar «a cambiar los coches de diésel antiguos, que son el verdadero problema».

TURNO DE NOCHE

Sobre Figueruelas, Cobo dijo que el 2018 va a ser «un buen año» para la planta con un volumen de producción «muy por encima del 2017». «En el primer semestre fabricamos un 18% más y esa es la tendencia para todo el 2018», detalló. Este repunte de la actividad ha propiciado la recuperación de la mitad del turno de noche de la línea del Corsa, algo que -dijo- ocurrirá oficialmente el 8 de octubre. Gracias a ello, agregó, «esta semana hemos contratado a 210 personas». Hasta final de año la cifra ascenderá a 250 nuevos empleos, pero en una «segunda fase», a principios del 2019, habrá un «incremento adicional» de plantilla. «La factoría está en la mejor situación en muchos años», concluyó.