La operación asfalto en Zaragoza es a agosto como la Navidad al mes de diciembre. El descenso notable de vehículos por las calles de la capital hace que desde hace muchos años se aproveche este mes del verano para ejecutarla, pero este año podría ser, por primera vez en mucho tiempo, que no haya máquinas renovando pavimento. Hay dinero consignado en el presupuesto, 350.000 euros para esta intervención extraordinaria, pero desde el ayuntamiento reconocen que peligra. En estos momentos no está garantizada, aseguran, porque el Gobierno de Aragón no ha dado luz verde a la contratación de un crédito a largo plazo de 24,8 millones de euros del que dependen este y otros proyectos municipales.

En primavera se pidió una autorización a la DGA que no llega, se habló con los bancos y estos están más que dispuestos a concederlo a la ciudad, y los técnicos de Infraestructuras ya han hecho el trabajo previo y aseguran que se intervendría siguiendo un listado de «16 viales», uno por distrito, en apenas un mes.

Las complicadas relaciones institucionales y la lentitud con la que ambas administraciones se ponen de acuerdo a veces hace que hoy, a mediados de julio, el consistorio no haya podido contratar ni una sola de estas renovaciones de asfalto.

Hay tiempo y el trabajo técnico ya está adelantado. Los técnicos ya tienen viales marcados en rojo en un listado que cada año supera las 200 peticiones de los barrios. Arterias principales como Valle de Broto o la avenida San José, zonas muy transitadas como el paseo del Canal o los céntricos de Pamplona, Constitución, La Mina o Cesáreo Alierta... A esas exigencias se trata de aplicar una prioridad, que en este caso es «actuar antes en las que tienen el pavimento más desgastado por el paso de vehículos pesados», sobre todo los buses, que son los que más lo deterioran.

NO HAY EXCUSAS

Hay tiempo aún, pero no mucho, y no hay excusas de cara al ciudadano. Las principales asociaciones vecinales, la Federación de Barrios de Zaragoza (FABZ) y Unión Vecinal Cesaraugusta no dan crédito a que el Gobierno de la ciudad pueda decidir no hacerla este año y consideran que sería una muestra más de la «parálisis municipal». «Lo peor que pueden hacer es dejar que la ciudad se siga degradando porque cada vez será mayor la inversión necesaria para adecentar las calles y la falta de presupuesto no puede utilizarse como excusa todos los años», señaló José Luis Rivas, de Unión Vecinal, que aseguró que cualquier calle de Zaragoza cumpliría los requisitos para entrar en la lista de vías urgentes en las que actuar. «Solo hay que darse un paseo para darse cuenta de que la ciudad está hecha un desastre». Para él, «urge» tanto la operación asfalto como la de aceras.

Desde la FABZ, su vicepresidente Rafael Tejedor, mantiene la misma postura. «El urbanismo de las pequeñas cosas del que hablaban es esto, arreglar calzadas y aceras en los barrios, bordillos y pasos de cebra», explicó. «No pueden dejar que se deterioren totalmente las vías para actuar, hay que hacerlo antes», añadió. Y recordó que en los presupuestos participativos estos proyectos han copado las propuestas ciudadanas, «una señal que Santisteve debería entender como que falta inversión en los barrios».