La operación Cavall nace de una anterior desarrollada en diciembre del año pasado en el sur de Francia, que a su vez se desató tras una larga investigación en Europa. El escándalo se destapó a raíz de los controles sanitarios que detectaron ADN equino en hamburguesas comercializadas como de vacuno, en establecimientos de Reino Unido e Irlanda. A medida que los controles iban desvelando la presencia de caballos en otros productos cárnicos congelados, los investigadores descubrieron ramificaciones de las tramas de venta ilegal de esta carne a lo ancho de Europa, desde Rumanía hasta los Países Bajos.

La operación judicial se sustanció principalmente en el sur de Francia, donde los investigadores acreditaron la venta de al menos 200 caballos en principio no aptos para el consumo humano en mataderos galos, por lo que arrestaron e imputaron a una veintena de personas.

Las investigaciones condujeron ya entonces a otras zonas próximas donde la carne había sido exportada, como Gerona, según trascendió en diciembre. Y el análisis de estas redes de exportación parece estar detrás, según fuentes de la Guardia Civil, de este nuevo operativo coordinado desde Gerona. Prueba de ello es la colaboración de la Gendarmería francesa.