La muerte en accidente laboral, en septiembre del 2003, de tres operarios que ultimaban los trabajos de un colector de aguas residuales de la papelera Saica, en el barrio zaragozano de Vadorrey, pudo deberse a que no contaban con el equipo necesario y a la inexistencia de un procedimiento adecuado, según el informe realizado por el Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral (ISSLA).

El documento oficial, que atribuye el fallecimiento a la inhalación de ácido sulfhídrico (sulfuro de hidrógeno), establece asimismo que el plan de seguridad de la empresa constructora había sido aprobado sólo un mes antes por la firma SGS, responsable de la coordinación de salud de la obra.

Sin embargo, los técnicos de SGS, que prestaban sus servicios para Saica desde diciembre del 2002, manifestaron a la DGA que se habían realizado entre ocho y diez visitas a la obra, la última de ellas en la mañana del día del accidente, y que en ellas no se apreció contaminación en torno al cono de registro.

AUTOPSIA El ácido sulfhídrico, "de marcada toxicidad", fue detectado por el ISSLA en el curso de una medición realizada el 27 de septiembre, 17 horas después de que sobreviniera el fallecimiento del jefe de obra José Cotoré, de 53 años, y de los peones Valeriano Larraga, de 43, y Celso Giovanni Ordóñez, de 25.

Los tres fallecidos pertenecían a la empresa tudelana Transportes y Excavaciones Río Valle y estaban terminando los trabajos de construcción de un colector-aliviadero para las aguas residuales de la papelera Saica que debía sustituir a otro de titularidad municipal.

El documento oficial señala que "los resultados de nivel de presencia de sulfuro en sangre encontrados por el Instituto Nacional de Toxicología en muestras de los cuerpos de los tres trabajadores son compatibles con los niveles en sangre postmorten en casos de exposición letal a sulfuro de hidrógeno".

El informe técnico considera que las medidas de seguridad de tipo preventivo utilizadas por los trabajadores y destinadas a trabajos en espacios confinados eran "genéricas e incompletas".

En concreto, subraya que "el equipo de protección utilizado por uno de los trabajadores ni es adecuado ni suficiente para proteger frente a una bolsa de gas tóxico como la que pudo contaminar la arqueta" o colector.

El informe del ISSLA precisa que el trabajador al que sorprendió la muerte en el colector (los otros dos entraron en su busca al percatarse de su larga ausencia) "debía estar utilizando un adaptador buconasal de baja capacidad".

En este sentido, el organismo oficial recuerda que los trabajos en marcha requerían la vigilancia previa de la existencia de gases nocivos y el uso de equipos de respiración autónomos.