Durante demasiados años y desde diversos sectores políticos, sindicales, sociales... se ha reivindicado una y otra vez el carbón y la continuidad de la central térmica de Andorra, aún sabiendo que sus días estaban contados, aún conociendo que estaba abocada al cierre tras el penúltimo Plan del Carbón en el que se acordaba el cese progresivo de las minas.

Lamentablemente ese arduo y loable trabajo reivindicativo por mantener el empleo de los trabajadores, no ha contado con un trabajo y una reivindicación equiparable en promover la tan urgente diversificación económica del territorio minero.

No es momento de debatir sobre todo aquello que no se ha hecho, sobre lo que no hemos hecho

bien, es momento de unir fuerzas y propuestas, de ir todos a una: municipios, comunidad autónoma, Gobierno de la nación, sindicatos, trabajadores-ya sean estos directos de Endesa o de las diferentes subcontratas-, empresas y entidades sociales.

Es momento, además, de considerar todas aquellas propuestas que tras siete procesos participativos ciudadanos realizados en nuestra comarca, Andorra-Sierra de Arcos, desde el año 2003, están esperando su pistoletazo de salida.

URGE UN PLAN a corto y medio plazo que garantice la estabilidad de todos los trabajadores

y trabajadoras vinculados al sector del carbón en la provincia de Teruel, a la par que considerar

que actualmente ya no es factible esperar que todo nos venga dado o que una gran empresa aporte

todos los puestos de trabajo necesarios y unos sueldos equiparables a los que han provenido de

la actividad energética. Hoy, más que nunca, no podemos cruzarnos de brazos, debemos de ser capaces de implicarnos un paso más en el devenir de nuestro territorio.

La quema de combustibles fósiles debe empezar a formar parte de la historia pasada. La

sostenibilidad de nuestro planeta, la vida de nuestras generaciones futuras merece una apuesta y una mirada más generosa. Urge decir adiós al carbón de la manera más digna posible, reconociendo toda su aportación al desarrollo económico de la zona, valorando a todas las personas, a todos los trabajadores y trabajadoras que lo han hecho posible y al importante legado social, sindical y

patrimonial que ha generado.

Quizá podamos en medio de esta vorágine de confusión y desaliento considerar el cierre de la central térmica como una oportunidad de futuro