El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido vivió ayer una jornada histórica. Los autobuses que trasladaban a los visitantes desde Torla hasta la pradera situada a la entrada del espacio natural tuvieron que parar sobre las 11.30 horas porque ya se había cubierto el cupo establecido, situado en un máximo de 3.675 personas.

«Está haciendo muy buen tiempo y se ha notado mucho en la afluencia», confirmó ayer Miguel Villacampa, alcalde de Torla, que regenta un hotel en la localidad.

Los autobuses que suben a la pradera, sin embargo, reanudaron sus salidas al cabo de un tiempo debido a que muchas personas regresaban al pueblo, con lo que de nuevo volvía a haber plazas disponibles en el aforo.

Además, los visitantes fueron muy madrugadores y pronto se bloqueó la carretera que conduce a Torla desde la N-260. Asimismo, hubo colas de vehículos en el camino que sube a Bujaruelo desde el puente de los Navarros.

Este valle, situado fuera del perímetro del parque, también atrae a numerosos excursionistas debido a que permite ascender a ibones y realizar rutas relativamente sencillas, aptas para familias y personas de todas las edades.

Además, había mucho ambiente debido a que estos días se celebran las fiestas locales de Torla.

En el caso de Ordesa, la causa de la avalancha de visitantes está relacionada con el otoño, cuando el cambio de color de la vegetación se convierte en uno de los mayores atractivos del parque nacional.

PEREGRINOS // Pero Ordesa no fue una excepción. En general, todo el Pirineo aragonés está registrando una elevada afluencia durante el puente del Pilar. Algunos hoteles han llegado a cubrir el 95% de sus plazas, si bien la media se sitúa entre el 70% y el 75%.

Las agencias de viajes señalaron además la llegada de numerosos peregrinos que aprovechan estas jornadas festivas para realizar visitas a los santuarios marianos, desde el Pilar hasta Lourdes, pasando por Torreciudad.

En este sentido, una gran parte de los turistas pertenecen a viajes organizados que se realizan en autobús y que inicial el recorrido por las fiestas de la capital aragonesa.

Otra de las modalidades que ha rozado el lleno ha sido las casas de turismo rural, que se han convertido en bases de operaciones para visitar determinadas comarcas gracias a que ofrecen precios muy asequibles, con habitaciones a 15 euros por noche.

Asimismo, se produce el mismo fenómeno que en otras ocasiones: la ocupación de las numerosas segundas residencias existentes en los valles del Pirineo, que son las que garantizan que, incluso en temporada baja, haya ambiente en localidades como Jaca, Biescas o Benasque.

En función del tiempo, el puente del Pilar supone en realidad el cierre de la campaña de verano, pues en el de Todos los Santos suele hacer más frío. Pasadas estas fechas, todas las esperanzas estarán puestas en la temporada invernal.