Millones de personas han tratado de resolver el famoso problema de los dos trenes que parten de estaciones distintas y se encuentran en un punto. En realidad, la solución depende de la velocidad a la que circulen y de la hora a la que salgan de sus respectivos orígenes, entre muchas otras variables. Pues bien, en los tiempos que corren, la ecuación se ha complicado sobremanera. Las empresas saben a ciencia cierta que cuanto antes lleguen al cliente y cuanto mejor sea el servicio que ofrecen mayor será su beneficio.

La guerra por la conquista de la logística está servida y Aragón es, en este escenario, un punto de referencia indiscutible, como lo avala la futura ampliación de Plaza y las continuas inversiones empresariales realizadas en las plataformas logísticas de Fraga y Huesca. Además, la provincia de Zaragoza se ha posicionado este año como el segundo mercado con mayores expectativas de actividad, según un estudio de la consultora CBRE.

Este dinamismo ha elevado el número de trabajadores del sector hasta las 34.000 personas en Aragón, es decir, al 6% del empleo total de la comunidad. Y desde el año 2000, el número de empleados se ha visto incrementado en un 26% respecto al año 2000, una cifra que contrasta con el 2% de retroceso registrado en el conjunto de España en ese mismo periodo. Son datos de un reciente estudio, elaborado por el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA), que ve la comunidad como la gran puerta de entrada a Europa. Y ello adquiere más relevancia después de que el pasado jueves el parlamento europeo diera un espaldarazo al territorio al incluir el corredor Cantábrico-Mediterráneo en la Red Transeuropea de transportes. Si Bruselas ratifica esta decisión, el proyecto recibiría la mitad de su financiación de las arcas comunitarias, y eso son palabras mayores.

La noticia llegó apenas unos días después de que Endesa anunciase el cierre de la central térmica de Andorra, lo que apuntilla a una provincia que se desangra (el 40% del PIB procede de la actividad minera), pero que está obligada a buscar alternativas. Y una de ellas pasa por el aprovechamiento de esta infraestructura y de la logística para ganar terreno a la despoblación. La agroalimentación y las renovables son otras vías, quizá más realistas, pero sin comunicaciones el futuro se esfuma irremediablemente.

Y mientras todo esto sucedía irrumpió el Black Friday en la semana de más consumo del año junto con las Navidades. En esas fechas las furgonetas y los repartidores no dan abasto. Y eso, en definitiva, también es logística. Lo saben bien las empresas de transporte de Aragón que se sitúan en los primeros puestos del ránking nacional -tres de las diez primeras tienen su sede social en la comunidad- en volumen de negocio.

El auge del comercio electrónico ha espoleado a este sector, que se afana por cubrir, cuanto antes, las necesidades de unos clientes cada vez más exigentes. Y ese, el e-commerce, es el gran anhelo de la Plataforma Logística de Zaragoza, que busca el desembarco de un gigante del comercio en la red. Sería la pieza que le falta al puzzle de la logística en Aragón. Eso y, por supuesto, mejoras en las infraestructuras.

Sea como fuere, hay motivos suficientes para pensar que Aragón es un territorio con oro en sus caminos. Entre Barcelona y Madrid, entre el Cantábrico y el Mediterráneo y en el epicentro de la mayor parte del PIB nacional. Las plataformas logísticas, el Zaragoza Logistic Center, las empresas de transporte, la Terminal Marítima de Zaragoza, el segundo aeropuerto nacional en carga. El potencial es ilimitado. Falta creérselo.