Benito Ortiz Perea, el preso que protagonizó recientemente una fuga de más de un mes de la prisión de Zuera (Zaragoza), ha sido enviado a una cárcel en Valencia junto a su hermano Pedro con motivo de la celebración de un juicio que tenían ambos pendiente en dicha ciudad por un atraco frustrado a un banco.

Según han informado a Efe fuentes penitenciarias, los dos hermanos fueron transportados a la prisión valenciana el pasado sábado para ser juzgados por unos hechos ocurridos semanas después de secuestrar en Zaragoza a una mujer para robarle el coche y atracar horas más tarde en una armería de Huesca.

Los hermanos, pertenecientes a un conocido clan de delincuentes, fueron condenados por estos delitos, entre ellos el intento de asesinato del armero oscense, a quien dispararon con una escopeta, a penas de más de veinte años de prisión.

Benito y Pedro Ortiz Perea fueron detenidos en junio de 2017, un mes después, en las inmediaciones de una entidad bancaria en Valencia, cuando se disponían, presuntamente, a cometer un atraco.

Las fuentes citadas han explicado que el destino definitivo de Benito Ortiz Perea será una prisión madrileña, una medida adoptada por Instituciones Penitenciarias en respuesta a su reciente fuga, que inició la noche del pasado 29 de agosto cuando regresaba en ambulancia al centro de Zuera.

Estas fuentes han asegurado desconocer, por otra parte, si este recluso regresará a la cárcel aragonesa tras la celebración del juicio que tiene pendiente junto a su hermano en Valencia, o será enviado de forma definitiva a Madrid desde la capital del Turia.

Detenido el pasado 3 de octubre cuando se disponía a huir desde Zaragoza a Valencia, ciudad donde podría disponer de apoyo de su clan, y devuelto ese mismo día a la cárcel de Zuera, Benito Ortiz inició una huelga de hambre que le llevó directamente a una celda individual en la zona de enfermería del centro.

Fuentes penitenciarias explicaron entonces a Efe que la huelga de hambre y el comportamiento apático de Ortiz Perea tras su regreso respondían posiblemente a un intento de evitar medidas de castigo por su fuga como su aislamiento o su envío a otro centro penitenciario del país, fuera de su ámbito familiar.

Ortiz Perea, de 61 años, se fugó de la prisión zaragozana la noche del pasado 29 de agosto tras regresar de un examen médico en un hospital de Zaragoza debido a una afección estomacal de la que se quejaba de forma ostentosa.

El preso, una vez superada la ambulancia en la que era trasladado el primer rastrillo de acceso al centro, se liberó de los grilletes que le mantenían amarrado, saltó una valla de más de dos metros de altura y desapareció a la carrera en la oscuridad.