La llegada de la primavera ha ido paralela al fin de la hibernación de los osos del Pirineo. Y con su vuelta a los valles se comienzan a notificar los primeros ataques al ganado del año. La semana pasada aparecieron muertas cuatro ovejas en la comarca del Sobrarbe y en la jornada de ayer el Gobierno de Aragón confirmó el hallazgo de otras dos cabras en la comarca de la Ribagorza. Aunque no sé conoce a ciencia cierta qué animal puede estar detrás del ataque, la zona en la que se han encontrado los cuerpos solía ser rondada el pasado verano por Goiat, uno de los ejemplares más agresivos y problemáticos de los que viven en la cordillera.

Según explican, una patrulla de vigilantes del Gobierno de Aragón encontró lo restos de dos cabras muertas en las proximidades de una pista forestal en Barbaruens, con huellas de oso de gran tamaño en las cercanías de uno de los cadáveres. Por el estado de los restos, los animales podrían llevar muertos unos dos días, indican

Por el momento, se desconoce el propietario de las cabras ya que no se ha podido encontrar identificación alguna (crotal o bolo ruminal), aunque los vigilantes están haciendo gestiones en el pueblo para averiguarlo y poder comunicarle personalmente el hallazgo.

La zona donde han aparecido estas cabras coincide con la que ocupó Goiat algunas semanas del año pasado, y donde también provocó ataques. El gran tamaño de la huella también apunta hacia esa hipótesis, señalan fuentes del Gobierno de Aragón.

Desde el Ejecutivo autonómico (que se muestra contrario al proceso de reintroducción de la especie) recuerdan que la pasada temporada se pusieron en marcha «medidas pioneras» para subvencionar las medidas de protección y, por otro lado, para compensar económicamente al ganadero en función del número de cabezas de la explotación por la mera presencia del oso en la zona.

Además, sigue habilitada la ayuda que paga al ganadero por los daños.

Por otro lado, desde la fundación Oso Pardo, una de las entidades ecologistas que ha colaborado en esta reintroducción, destacan que la convivencia entre los ganaderos y los animales es inevitable y piden incidir en las ayudas para que los ataques no repercutan en los ganaderos.