En Aragón son 28 las mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. Un número que no se corresponde con la realidad porque hasta el 2003 no se comenzó a elaborar la estadística. En España la escalofriante y cruenta cifra se eleva hasta las mil. Un número que evidencia que las cosas no se están haciendo bien. Los números no recogen la violencia machista en su totalidad porque no incluyen todas las asesinadas, solo las fallecidas a manos de sus parejas o exparejas. Tampoco contempla las mujeres que cada día sufren el acoso y el maltrato de sus parejas, físico y psicológico. Demasiadas víctimas que dejan a otras tantas en vida: padres, hijos --muchas veces menores-- hermanos o amigos. EL PERIÓDICO ofrece los testimonios de tres de ellos que relatan con toda la crudeza su vida tras la tragedia. Se trata de un problema enquistado en la sociedad que no solo puede corregirse con la ley. Institucionalmente, con la ley estatal, las autonómicas y el pacto de Estado aún por terminar de aplicar, España ha hecho grandes esfuerzos que resultan insuficientes, como demuestra cada nueva asesinada. La sociedad está cambiando, pero todavía queda camino por recorrer y para ello la educación es esencial.