El Servicio Aragonés de Salud (Salud) ha puesto en conocimiento de la Fiscalía lo ocurrido el pasado 2 de mayo, cuando una enfermera y una médico fueron apuntadas con una pistola por un paciente al acudir a su domicilio a prestarle atención domiciliaria, en la localidad turolense de Burbáguena.

El Salud, una vez conocido el suceso, puso en marcha el protocolo de agresión a sanitarios y también informó al centro de salud del que depende este municipio sobre la forma de proceder para solicitar un acompañamiento preventivo de la Guardia Civil ante cualquier actuación en el domicilio de esta persona, han manifestado fuentes del Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón a Europa Press.

El sindicato CSIF ha dado a conocer este lunes, en una nota de prensa, lo ocurrido ese día, cuando la enfermera y la médico recibieron un aviso para ir a atender a un vecino de Burbáguena a su domicilio.

La enfermera, Gemma Redolar, afiliada de CSIF, ha explicado que conocían a este hombre porque ya le habían atendido otras veces. Cuando llegaron, "estaba muy alterado, sacó una pistola y nos apuntó; oímos el clic como de un disparo, pero no había balas. Luego dijo que no era un arma de verdad", ha relatado.

Ambas se fueron de la vivienda "muy nerviosas" y llamaron a la Guardia Civil para denunciar los hechos. En estos momentos, ambas están de baja por problemas de ansiedad..

Gemma Redolar, enfermera del centro de salud de Báguena, se presentó voluntaria para trabajar en el centro covid que el Gobierno de Aragón abrió en la calidad turolense de Alfambra. El 30 de marzo, dejó a su familia en Zaragoza y se trasladó a vivir y trabajar ahí. Los fines de semana seguía haciendo guardias en el centro de salud de Báguena, como su compañera agredida.

El sábado, 2 de mayo, recibieron un aviso para ir a atender a un vecino de Burbáguena a su domicilio. "El hombre, al que conocemos y hemos atendido otras veces, estaba muy alterado", reitera Redolar. Al día siguiente prestaron declaración, "cuando pudimos calmarnos un poco". "Seguí en Alfambra --añade--, pero cada vez más nerviosa por la situación hasta que el viernes vino mi marido a buscarme para volver a casa, yo no podía ni conducir", ha contado.

De de baja por ansiedad

Redolar está ahora de baja por ansiedad y sufre también subidas de tensión. Desde que ocurrió la agresión, ha tenido que ir cinco veces a Urgencias, han apuntado desde CSIF.

Esta profesional ha asegurado sentirse "abandonada e impotente", desconoce si la Guardia Civil ha tomado alguna medida y ha echado de menos "más apoyo" por parte del Salud. "Preguntamos si había algún protocolo por si teníamos que volver a atender a esta persona y una jefa me dijo que esto 'forma parte de nuestra práctica profesional habitual'".

Redolar ha reconocido que a pesar de que le encanta su profesión y lleva 26 trabajando como enfermera, siente "mucho miedo de volver a trabajar, de volver a Báguena".