Las críticas de los padres de alumnos del colegio zaragozano Calixto Ariño han arreciado en las últimas horas. Como ya adelantó este diario, las familias tanto del centro como del colegio de Educación Especial Ángel Rivière, denunciaron, a comienzos de curso, la demora en la ejecución de los trabajos destinados a la habilitación de dos aulas de Educación Especial en la planta baja del colegio que estarán vinculadas al Rivière. La medida también se adopta en otros dos centros ordinarios de Zaragoza.

La preocupación por las «molestias» y el «riesgo» que entrañan unas obras que comenzaron con tres semanas de retraso, va en aumento. «Las labores se desarrollan dentro del recinto escolar, sobre su cubierta, y ocupando una parte del patio de Primaria, y coincidentes con el horario lectivo, por lo que constituyen un foco de molestias y riesgos, tanto para el personal docente como para el alumnado», expuso ayer la madre de un alumno. «En el interior del edificio del colegio nos encontramos con molestias para la labor docente, como tránsito continuado de operarios, o ruido derivado de las labores ejecutadas» añadió.

La falta de información o instrucciones y el desconocimiento del calendario de las obras también figuran en el capítulo de quejas de estos miembros de la comunidad educativa, que reclaman que los trabajos se hagan «fuera del horario escolar».

Por su parte, Educación aseguró ayer que la seguridad «está garantizada» y que las obras están a punto de concluir, por lo que las aulas se ocuparán en breve.