Concordia, unidad y capacidad de acuerdo. Estas fueron las palabras más repetidas ayer en la conmemoración del 40 aniversario de la Constitución de 1978, un acto solemne celebrado en el Conservartorio Superior de Música de Zaragoza que sirvió para reivindicar la vigencia actual de la Carta Magna y su «espíritu de consenso». Durante la ceremonia, organizada e impulsada por el Ejecutivo autonómico, el presidente de la DGA, Javier Lambán, entregó la Medalla de Aragón (la mayor distinción de la comunidad autónoma) a dos de los padres de la Constitución: Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent.

El reconocimiento se hizo extensivo a todos los ponentes que participaron en la redacción del anteproyecto de la Carta Magna: José Pedro Pérez-Llorca (ausente ayer por motivos personales) y los difuntos Gregorio Pesces-Barba, Jordi Soé Tura, Manuel Fraga y Gabriel Cisneros.

La ceremonia estuvo presidida por la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, el presidente del Senado, Pío García Escudero, el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, quien por entonces presidía la Comisión Constitucional, Javier Lambán y todos sus consejeros autonómicos.

Tras recibir la medalla de manos del presidente de la DGA, Miquel Roca instó a apoyarse en la Carta Magna para hacer frente a los problemas actuales, ya que la Constitución de 1978 tiene hoy «plena vigencia». «En este texto se puede encontrar el marco más eficaz para su solución», aseveró Roca, que pidió, además, que los «anhelos de reforma» también «se amparen» en la Carta Magna.

Este «catalanista constitucionalista», como lo definió Lambán, apuntó que la distinción recibida ayer trasciende a los padres de la Constitución y rinde homenaje a toda la sociedad española por una de las etapas «más exitosas de Europa», como fue la Transición. Después de un «traumático periodo de falta de libertad», España definió un marco de progreso y de convivencia apoyada en el respeto al pluralismo, que fue «ejemplar» para el mundo.

UN TEXTO «ABIERTO»

Por su parte, Miguel Herrero recordó que lo que hizo «fecundo» el trabajo de los padres de la Carta Magna fue «el espíritu de consenso», «integrador y pacificador», que animó la labor de los diputados constituyentes. Así, desde ese recuerdo, instó a «cuidar» la salud de la Constitución a quienes hoy la tienen a su cargo. «El objetivo común hoy debe seguir siendo una Constitución abierta», destacó.

Herrero se congratuló de recibir la distinción en Zaragoza, «capital histórica de la vieja Corona de Aragón» que cimentó su devenir en el «normativismo de origen pactista».

En este sentido, el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra señaló que los padres de la Constitución lograron «sellar un acta de paz», que puso fin a «dos siglos de enfrentamiento», un «armisticio» que se convirtió en una «buena» Constitución «democrática» y «avanzada» que garantiza la libertad de todos. «Nada está perdido si nos damos la mano», indicó Guerra, que quiso recordar a los ponentes «que ya no están».

Los familiares de los ponentes, así como representantes del ámbito académico, militar, político, empresarial y jurídico asistieron ayer al acto de conmemoración en un auditorio Eduardo Pueyo lleno hasta la bandera. La solemnidad fue la nota predominante en una ceremonia que contó con la participación del coro del conservatorio, que interpretó el himno de Aragón en la inauguración del acto a las 18.00 horas.