Los niños de Benasque saben de la importancia de mimar el cauce del río Ésera. En su memoria permanece el rugir de sus aguas abriéndose paso hace ahora año y medio. Aquellos días de junio, la naturaleza mostró su lado salvaje: los muros resquebrajados, las calles del pueblo inundadas, las carreteras cortadas y las piedras y los troncos bajando sin control hacia Castejón de Sos. Una fuerza sin control que llevó el pánico al idílico rincón de la Ribagorza.

La bajada del caudal dejó a la vista los destrozos ocasinados en medio de un paisaje lunar de piedras y vegetación arrasada. Desde entonces, se han sucedido los trabajos. Primero obras de emergencia por valor de 3,7 millones de euros para reconstruir las infraestructuras dañadas. Luego el reperfilado de los taludes que habían quedado demasiado elevados. Y, más adelante, una concienzuda labor para regenerar la flora y fauna entre Benasque y la urbanización de Linsoles. En esa zona ya se aferran a la vida los 82 arces plantados el pasado miércoles por alumnos de los colegios Alta Ribagorza y Valle de Benasque durante una jornada organizada por el ayuntamiento con la ayuda de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

ARCES APADRINADOS

Ellos son sus padrinos. Quienes deben cuidarlos y verlos crecer. Por eso, los pequeños sometieron al jefe de estudios medioambientales de la CHE, Alfonso Calvo, a un bombardeo de preguntas. "Los chicos están concienciados y llegaron a cuestionar el uso de máquinas en los trabajos por si pudieran contaminar", recordaba allí el teniente de alcalde Manuel Mora, quien todavía recuerda prácticas de épocas pasadas: "Antes todo el mundo encendía su chimenea con madera de los árboles de la ribera. Ahora en cambio existe un interés por cuidar el entorno", analizó.

El técnico de la CHE explicó a los chavales el sentido de las estacas y de las funciones que cumplirán cuando se desarrollen. "Se mostraron muy intersados en por qué era conveniente repoblar con especies autóctonas y de dónde sacábamos las ramas", explicó Calvo. Hasta ahora se han plantado 13.000 ejemplares de sauce de las variedades Salix purpúrea y salix eleagnos, cerca de .1200 abedules betula pendula y 250 arces seidoplanatus. Un mar verde que da continuidad al parque de Benasque y que pronto será capaz de laminar el agua de las futuras avenidas reduciendo las afecciones. Y, de paso cambiará la fisonomía del cauce. "Generarán una gran sombra y en cinco años aquello se convertirá en un bosque de galería que propiciará la biodiversidad: flora, insectos, peces, anfibios o reptiles", enumeró. La barrera natural de protección ya está en marcha.