La reapertura de las excavaciones en el yacimiento de Riodeva, en el que hace apenas dos meses se encontró uno de los dinosaurios más grandes del mundo, ha permitido encontrar nuevos fósiles de este ejemplar, además de restos de otros dinosaurios sin identificar, informaron fuentes de Dinópolis.

Aunque es pronto para determinar si se trata de una nueva especie, los científicos de la Fundación Dinópolis saben ya que no se trata de un titanosauiro, ni un diplodócido, ni un brachiosaurius, las especies más conocidas dentro de los saurópodos de gran tamaño. En estos momentos, se realizan paleomagnetoestratigrafías, estudios de datación para poder averiguar la edad exacta del dinosaurio, y se están empleando otras técnicas pioneras de estudios estratigráficos como la tomografía, un innovador sistema eléctrico que determina la composición del subsuelo.

Los primeros fragmentos de hueso fósiles se encontraron a centenares en la superficie de un antiguo campo de cultivo. Todos ellos estaban fragmentados debido a las labores agrícolas realizadas en años anteriores; por esta razón, éstos eran prácticamente irreconocibles. En una primera excavación superficial se hallaron varias falanges, extremo proximal de la tibia, extremo distal de fémur, astrágalo y centenares de esquirlas de otros huesos por determinar. Todos ellos se recuperaron documentando su posición relativa.

LIMPIEZA Paralelamente a los estudios de campo, en el laboratorio de restauración del parque paleontológico turolense se llevan a cabo los trabajos de preparación de los fósiles extraídos. En concreto, ha sido necesario el trabajo de tres personas durante tres meses tan solo para realizar la primera fase de limpieza del húmero del dinosaurio, que con su 1´78 metros de longitud, es el mayor encontrado en el mundo.

El húmero forma parte de un conjunto de casi una veintena, situado en Riodeva, provincia de Teruel. Este conjunto tiene un valor excepcional por la diversidad de fósiles encontrados, tanto de dinosaurios herbívoros como carnívoros, de hace más de un centenar de millones de años de antigüedad.

La importancia de este hallazgo radica, además, en la cantidad y la variedad de los huesos recuperados (fósiles de los huesos largos de las patas traseras y delanteras, pies, manos, vértebras, huesos de la cadera y cientos de fragmentos no clasificados) que permitirán conocer información sobre el animal.

En estos momentos, los fósiles que son analizados en Dinópolis, contarán con espectadores, ya que durante ese periodo de tiempo, los visitantes pueden ver cómo los científicos separan los fósiles de las momias utilizadas para el transporte desde el yacimiento, cómo los limpian, los restauran, pegan las partes y consolidan las piezas que han aparecido enteras.