El Mercado Central de Zaragoza tiene tanto tirón que hasta las palomas que durante las obras fueron desalojadas quieren volver a anidar en la azotea. El ayuntamiento ha instalado unas jaulas para capturarlas y poder trasladarlas a otros lugares donde las afecciones por su presencia sean menores, lo que ha despertado ciertas quejas entre los colectivos animalistas.

Antes de la rehabilitación del mercado de Lanuza, las palomas habitaban en su interior con cierta normalidad generando problemas de salubridad e higiene ya que acostumbran a ser bastante sucias. El pasado verano, durante las obras y antes de que se acometiera el cerramiento acristalado, Safira, un águila de Harris, se dedicó a sobrevolar la lonja para ahuyentar a las palomas, las urracas y las grajillas.

De un tamaño discreto si se comparan con Safira, huían asustadas al vislumbrar al ave de presa. Pero a pesar del gran trabajo de esta águila de Harris, que volvía a los brazos de su dueño sin rechistar, las tórtolas zaragozanas son bastante cabezotas y habían vuelto a anidar en el tejado, esta vez por fuera de la lonja.

Trampas

Lo habían hecho sorteando las celosías metálicas que cubren el artesonado forjado y que tienen como propósito evitar que aniden, pero no han conseguido acabar con esta costumbre. Así que ahora, desde Mercados han decidido colocar unas cajas que sirven de trampa para capturarlas.

Un método que, explican, no provoca daño en los animales y que ha causado un gran malestar entre los colectivos animalistas que a través de las redes sociales están solicitando la intervención del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona).

En Zaragoza hay un censo de unas 12.000 palomas. Según el Instituto de Salud Pública, la ciudad está preparada para soportar entre 6.000 y 7.000 aves revoloteando por la ciudad, por lo que se ha iniciado desde el consistorio una campaña de captura controlada para reducir la población.