Ya están en libertad, pero dos exconvictos de la cárcel de Zuera estuvieron el lunes a punto de volver a estar entre rejas por la pelea que protagonizaron en una calle del barrio zaragozano de Las Fuentes. El motivo inicialmente se desconocía, pero las propias declaraciones de los dos arrestados, L. M. T. B. y R. A. A., ha desvelado que fue por algo tan nimio como que el último de estos paseaba el perro sin atarlo con una correa. Ello derivó en que uno sufrió una rotura de hombro y el otro, una fractura de nariz.

Los hechos que alarmaron a los vecinos de la calle Pedro Cubero, que rápidamente llamaron a la Policía Local de Zaragoza, tuvieron lugar sobre las 9.10 horas. Según fuentes consultadas, L. M. T. B. se dirigía a comprar el pan cuando coincidió con el otro hombre en un descampado de esta calle. Al ver al perro sin atar le espetó: «Eh, tú, átalo, que no me gustan los perros». El otro, R. A. A. se echó a reír.

De las carcajadas rápidamente pasaron a los palos, ya que, presuntamente, L. M. T. B. decidió no ir a por la barra de pan que tenía que comprar y se subió a casa de donde cogió otro tipo de barra, de hierro, y comenzó el enfrentamiento.

Casualmente, R. A. A. tenía un palo de madera que también empleó para repeler la agresión. Ello derivó en que familiares de ambos hombres bajaran al descampado a intentar mediar en la trifulca. Al lugar rápidamente se desplazaron unas patrullas de la Policía Local y una ambulancia del 061 que asistió a R. A. A. de una herida en la cara. Al otro, al supuesto dueño de la barra de hierro, L. M. T. B., se lo llevaron los agentes a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.

DOLORES

En dependencias policiales, L. M. T. B. no paró de quejarse de un intenso dolor en el brazo. Los agentes decidieron trasladarlo al hospital, donde, tras realizarle unas pruebas, los sanitarios observaron que tenía el brazo roto. Ante dichas lesiones, la Policía fue a buscar a R. A. A. para detenerlo como presunto autor de un delito de lesiones con la agravante de instrumento peligroso. Tras pasar ante la titular del Jugzado de Instrucción número 8 de Zaragoza, la magistrada decidió decretar la libertad provisional.

L. M. T. B., asistido por la penalista Olga Oseira, se acogió a su derecho a no declarar, mientras que R. A. A., defendido por el abogado Alonso Martínez, dio algo de luz al por qué de esta pelea en torno a la libertad de un perro proveniente de dos personas que no gozaron de ella cuando fueron condenados por robos.