Panadería Menal va a invertir 2,3 millones de euros en la puesta en marcha de una segunda nave en la Plataforma Logística de Fraga (Huesca), una instalación que permitirá elaborar nuevos productos, sin gluten, y generar entre 12 y 15 nuevos puestos de trabajo.

Precisamente el auge en las ventas de los productos sin gluten que elabora Panadería Menal y que comercializan muchas de las grandes superficies españolas ha impulsado a la empresa a ampliar sus instalaciones en la Plataforma Logística de Fraga, ya que en la actualidad la empresa los elabora en otra ubicación en la capital del Bajo Cinca, en la que trabajan seis personas, han indicado fuentes del Gobierno de Aragón.

Panadería Menal ya comercializa el 12% de su producción en otros países, como Reino Unido o Suecia y la evolución positiva de sus ventas, tanto el mercado nacional como en el internacional, junto con «su buen hacer, la experiencia y la calidad» -según has destacado la consejera de Economía, Marta Gastón,- han permitido que la empresa haya incrementado su producción un 30 % en este último año y que «afortunadamente, tengan que crecer».

Gastón conoció ayer en Fraga los planes de crecimiento de los responsables de Panadería Menal, la quinta generación de esta empresa familiar fragatina, que fue la primera en instalarse en la plataforma logística.

DIVERSIFICACIÓN

La diversificación, con más de cien productos distintos, además de la calidad de las materias primas y del producto final, han sido los aspectos que ha destacado la consejera sobre esta empresa que, con más de un siglo de historia, continúa «mejorando su producto» y siendo impulsada por las nuevas generaciones.

En la nave visitada por Gastón se elabora una amplia gama de productos con gluten y trabajan más de 40 empleados, una cifra que se ha ido incrementando en los últimos años gracias al crecimiento de la actividad de esta empresa cuyos orígenes se remontan a 1916, cuando la familia Menal comenzó a elaborar en el Forn del Ratón (también ubicado Fraga) productos artesanos como pan, coc de Fraga, tortas y otros dulces típicos.

«Fraga simboliza el dinamismo socioeconómico», afirmó Gastón en referencia al crecimiento experimentado en los últimos años por este municipio y su plataforma logística. Los bisabuelos de Carlos Menal Viladegut abrieron el negocio en 1916, cogiendo el testigo de sus antecesores, fabricantes de harina. «Tenían un burro que daba vueltas y movía la amasadora del pan», contó el empresario a este diario cuando celebraron un siglo de vida.

«Después comenzaron a emplear hornos, primero de leña y luego con fuel, hasta que incorporaron el gasóil», relató. «Cuando se unió mi padre se fue dando cuenta de que se vendía pan en muchos sitios, así que hace unos veinte años empezamos con los bizcochos. De pequeño yo lo acompañaba al autobús de línea para mandar pedidos a Zaragoza», recordaba. «Como de chaval no era buen estudiante me tocaba ayudar en la empresa. Cuando mis amigos estaban de fiesta, yo tenía que madrugar. Era duro», explica Menal, que luego amplió su carrera universitaria con un máster. Así, la compañía ha completado la transición entre generaciones de manera natural y eficaz. «Mi abuelo murió con 83 años y el día anterior aún madrugó para ir a la panadería. Mi padre delega más, aunque el nivel de exigencia es alto porque hay confianza», destacó.

Para el responsable de la empresa, la receta de su éxito, un siglo después, es «hacer productos novedosos que no estén en el mercado». Está presente en varios supermercados.