La nueva directora general de Participación Ciudadana, Cooperación y Acción Exterior, Isabel Cebrián (Zaragoza, 1972) no ha tenido ni los habituales 100 días de gracia. En su estreno ayer en las Cortes le llovieron las críticas de todos los grupos, incluido su socio de Gobierno, el PAR. Su portavoz, Alfredo Boné, calificó de "error" el cierre de la oficina de Aragón en Bruselas. Y lamentó que la decisión no se haya consultado con su formación.

Cebrián tuvo que defenderse antes que nada de su propio aliado político, quizás porque las críticas de los grupos de la izquierda eran previsibles. Pero no las del PAR. Menos aún si se tiene en cuenta que la decisión de cerrar la oficina de Bruselas para trasladarla a las instalaciones de la Representación Permanente en España (Reper) se acordó hace un mes en una Consejo de Gobierno en el que está sentado el aragonesista Arturo Aliaga, que apoyó la decisión.

Boné le advirtió a la directora general que el cierre de la oficina no es un medida "inocua" y que se debería haber consensuado con su partido. "Aragón es más que un delegación de Madrid", dijo. Isabel Cebrián le precisó que no es una clausura, sino un traslado y que el objetivo es hacer que la gestión sea "más eficiente". El Ejecutivo calcula que ahorrará unos 100.000 euros al año. Avanzó que se seguirá trabajando en las cuestiones que interesan a la comunidad.

El resto de fuerzas también lamentaron este cierre y además criticaron al Ejecutivo del PP por ser impermeable a la ciudadanía y por haber recortado las ayudas a cooperación.