No todos los vecinos del barrio de Valdespartera aguardan con inquietud la llegada de los pilares. Algunos, por comodidad, prefieren tener cerca gran parte de la oferta de ocio que habrá este año en la ciudad y otros, directamente, esperan con los brazos abiertos que «ríos» de personas pasen por delante de sus negocios. Son los hosteleros ubicados en la zona más próxima al recinto ferial, que en esos días disparan su facturación.

«Yo esa semana tengo que contratar a cuatro personas más a jornada completa porque si no no damos abasto»; mucha gente viene en el tranvía y se para a comprar bocadillos o tomar algo», explica Ángel Marco, dueño del Dalai, frente a las ferias.

El hostelero incluso monta una barra exterior y prepara los bocadillos para los empleados de la Cruz Roja. «Entiendo que haya vecinos que se quejen, pero solo es una semana y hay que reconocer que este es uno de los mejores sitios de la ciudad para montar las carpas porque está apartado y tiene buenos accesos», apunta.

«Las cosas como son, esto para los negocios y bares es una maravilla; yo por ejemplo doy muchos desayunos a los feriantes», reconoce Beatriz, que regenta una cafetería-panadería.

Eso sí, el aumento de la carga de trabajo se percibe casi en exclusiva en los negocios más próximos al recinto ferial. En la otra parte del barrio, en las calles cercanas al centro de salud, la incidencia es mínima. «Notamos que hay más trabajo porque los vecinos salen más, pero hasta aquí no llegan los que van a las ferias o a las carpas», reconoce Lorena, dueña de la cafetería El Bosque, que apunta que tampoco observan más suciedad. R. l. m.