De cinco a siete días aislado. Con mascarilla de oxígeno. En una habitación de hospital y con el Whats App del móvil como medio de comunicación. Esto es lo que le pasa a Óscar --el nombre es ficticio, prefería mantener el anonimato--. El miércoles por la mañana fue ingresado en la clínica Quirón tras diagnosticarle la gripe A. Hasta firmar la hospitalización, tuvo que pasar una noche entera en Urgencias y acudir dos veces a su médico.

Tiene 39 años y ninguna patología previa. Lo que parecía un resfriado "típico" de invierno, se ha convertido en un principio de neumonía a causa del virus. Las visitas las tiene restringidas y cuando permiten el acceso de sus familiares, estos tienen que entrar a la habitación completamente protegidos. "Tenemos que ponernos una bata, guantes, mascarilla, un gorro y calzas", explicaba su hermana. Las enfermeras también entran con mascarillas y guantes y "él siempre lleva puesta la mascarilla, son medidas de precaución", decía.

El lunes pasado acudió a su médico de cabecera aquejado de tos, fiebre y dolor de garganta. Le recetaron paracetamol y beber mucha agua. El martes por la mañana volvió a visitar a su médico y, la receta fue la misma. Pero la fiebre no remitía y la tos cada vez era más frecuente. Además, se había unido un intenso dolor de cabeza. Así que el mismo martes por la noche fue a Urgencias donde, finalmente, le hospitalizaron por padecer el virus N1H1. Tardaron un día y medio en bajarle la fiebre. "Tenía unos 39 grados y ni con el paracetamol y paños de agua en la frente lograban bajarle la temperatura", explicó su hermana. Tras realizarle varias pruebas, entre ellas una placa de tórax donde detectaron que tenía "manchas blancas de moco que indicaban principio de neumonía", decidieron ingresarle de forma inmediata. Una hospitalización prudencial para evitar el contagio que ha hecho que el Whats App sea su medio de comunicación.