La arboleda que se extiende en el parque del Buen Humor, paralela a la avenida de José Atarés, arroja un aspecto selvático por la altura de su vegetación y el desorden de los especímenes que allí crecen. Una imagen que, además, contrasta con la que se puede apreciar unos metros más allá, con las zonas de césped recién cortado que pertenecen al mismo parque. La causa, las lluvias constantes que han caído durante esta primavera en la capital aragonesa y que han propiciado su crecimiento inusual.

En ese sentido, fuentes municipales indican que este tramo de arboleda se limpia dos veces al año, unos trabajos que resultan suficientes en condiciones normales pero que, en este caso y debido a las precipitaciones constantes que ha vivido la capital aragonesa durante los últimos meses, se ha quedado corto.

Otro factor que puede suponer un condicionante en esta zona verde es la cercanía al río Ebro, un hecho que podría propiciar el crecimiento de las hierbas al encontrarse en la ribera.

De esta manera, tras la intervención que se realizó en primavera, habrá que esperar en principio hasta septiembre, cuando está programada la siguiente limpieza, para que cambie la situación en esta zona del parque del Buen Humor. No obstante, cabe matizar que, con el comienzo del verano, las altas temperaturas y la reducción de las precipitaciones llevarán a que la vegetación se seque y su altura y volumen sea menor que el actual.

Un paseo por este entorno muestra un paisaje con flores como margaritas, lavandas o dientes de león, que se mezclan con hierbas y otras especies vegetales menos vistosas, como cardos o plantas de trigo, y algún que otro desperdicio, como papeles o bolsas de plástico. También, algún que otro árbol ya seco y oscurecido.

Por tramos, la altura y espesor de flores y plantas resulta variable. Así, en el entorno adyacente al puente de la Almozara y en la zona que se acerca a la pasarela del Voluntariado, la imagen es menos impactante. Sin embargo, en el área central, donde se ubica una caseta abandonada, se pueden llegar a ver conjuntos de trigo que alcanzan la cintura de una persona de 1,70 metros y la hierba puede medir unos 30 centímetros.

En conjunto, ofrece cierto aspecto descuidado por el descontrol de los especímenes que allí crecen a sus anchas y que, ahora, comienzan a agostarse. Una imagen que contrasta especialmente con las zonas que hay a escasos metros y en las que se ve el césped cortado y las palmeras cuidadas.

La zona de arboleda conecta la avenida de José Atarés con la calle Eduardo Jimeno Correas mediante varios caminos que lo atraviesan. En el área también se encuentran las distintas zonas de césped, un parque infantil, una cancha de baloncesto y el instituto de FP Arsenio Gimeno, además de un solar vallado que ofrece un aspecto parecido por la alta vegetación que contiene.