Las elecciones primarias del Partido Poular llegan a la recta final con dos candidatos progresivamente enfrentados, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. Especialmente distanciados desde que Dolores de Cospedal se cayó a la primera de cambio en la carrera electoral, para subirse a la grupa del caballo, a la carroza de Pablo, espoleado por el resto de aspirantes y por el ala más clásica y aznarista del PP.

Podría darse el caso de que la derecha desperdiciase la oportunidad de elegir a una mujer al frente de sus filas. Mejor ocasión que ésta no se le había presentado antes y es difícil pensar que se le vuelva a presentar en el futuro. Dos candidatas muy conocidas, doña Soraya y doña Dolores, partían con muchas posibilidades de alzarse con las riendas del partido, pero una ha sido derrotada mientras la otra pierde apoyos a medida que se acerca el voto de los compromisarios.

Si el PP opta por elevar a sus altares a un carrozón como Pablo Casado, cuya carrera, en parte debido a su juventud, no reúne méritos profesionales ni políticos, en vez de por cualquiera de sus dos muy bregadas lideresas, sumará una nueva decepción a la expectativa de que uno de los grandes partidos, y tal vez, por extensión, el Gobierno de la nación, sea ocupado por una mujer. La conocida animadversión entre Santamaría y Cospedal no está ayudando precisamente a evitar que gane Casado, sino más bien contribuyendo a todo lo contrario.

En el Partido Socialista, las cosas no han ido mejor a las candidatas. En las dos últimas primarias socialistas, las mujeres, Carmen Chacón y Susana Díaz fueron derrotadas frente a Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Sánchez, respectivamente. Ambas partían como favoritas y, sin embargo, acabaron perdiendo o cediendo apoyos y votos, hasta caer derrotadas.

¿Influye en ello esa leyenda negra que apunta a la rivalidad entre mujeres como causa de fracaso de género? Cospedal y Santamaría se han tirado los trastos a la cabeza, como en el PSOE Susana Díaz y Carmen Calvo, como en Podemos Carolina Bescansa e Irene Montero...

En cualquier caso, el PP tiene aún la oportunidad de impulsar a una mujer competente hacia La Moncloa. Teniendo en cuenta los problemas y perfiles de la actual sociedad española, más los desafíos por la equiparación de géneros, tal vez deberían aprovecharla.