Será para informar pero ir tranquilamente por el carril bici sugerido del paseo Independencia y encontrarse a 20 metros con una pareja de agentes de la Policía Local dando el alto, es como para asustarse. Es lo que le pasó ayer a decenas de ciclistas que iban circulando tranquilamente y como cuando pasa eso no suele augurar nada bueno, algunos tuvieron incluso la tentación de darse a la fuga. La mayoría porque despertaron con la ilusión de que, como mínimo, todo seguiría igual en Zaragoza. Pero a veces los cambios llegan sin esperarlo y para la mayoría, el de prohibir circular por las aceras, plazas y zonas peatonales es claramente para peor.

"Vergonzoso", "lamentable", "peligroso" o "incomprensible" son algunos de los calificativos que muchos usuarios de las dos ruedas expresaban abiertamente al enterarse, por la Policía Local o por los peatones que siguen increpando a quien se atreve a rodar por las baldosas. Lo hacían mientras se dirigían al asfalto o se apeaban para no incumplir la norma. La sentencia ciudadana nada tiene que ver con la judicial, ni tampoco con lo bueno que desde algunos colectivos ciclistas han defendido que sería ideal que todos pudieran circular por las calzadas para evitar conflictos con el peatón. La mayoría recibe la novedad de la prohibición de las aceras protestando y alertando de que afectará a la movilidad y a su seguridad.

"Antes íbamos por las aceras y nos echaban la bronca los peatones, ahora seremos nosotros los que se la echemos a los coches", apuntaba Manuel, quien considera un "error" que Zaragoza se aleje así del modelo más extendido en Europa que es el de facilitar la circulación a un medio de transporte menos contaminante y más barato para quien lo conduce. "No entiendo como llevan cinco años animándonos que cojamos la bici para movernos por la ciudad y ahora, los mismos, nos amenazan con multarnos", apostillaba Óscar, otro ciclista en la plaza del Pilar, apeado de su bici y caminando para dejarla en la estación de Bizi ubicada frente a la Delegación del Gobierno.

Es una de las paradojas en la que se encuentra Zaragoza, como la de ser la única que ha regulado la convivencia en las aceras que ahora se ve obligado a prohibirla. Porque es posible circular en bici por aceras de más de cuatro metros de otras ciudades españolas, con ordenanzas similares, pero no por una plaza como la del Pilar o la de España. Y eso que el Tribunal Supremo al ratificar la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha sentado jurisprudencia y hoy ya cualquier ciudadano puede pedir impugnar ordenanzas municipales que se parezcan a la de la capital aragonesa. Así son las cosas, y a la espera siempre de un nuevo Reglamento de Circulación que se espera más flexible con la bici pero que lleva años sin llegar.

Lo cierto es que muchos ciclistas piensan que "vamos a pasar de verdugos de los peatones a víctimas del resto de vehículos, porque se reducirán los atropellos de peatones pero aumentarán los de ciclistas", apuntaba Miguel, quien compartía la reflexión de que "esta ciudad no está preparada para convivir todos en la calzada". "Ya veremos qué pasa cuando no podamos ir a la misma velocidad que un coche y se formen más atascos", añadía. Algunos ya tiran de claxon o intentan adelantar.

Mientras, otras prohibiciones suponen "un insulto al sentido común". "¿Cómo se puede obligar a que un menor vaya por la calzada? Y luego dirán que para eso era lo de llevar casco", ironiza otro zaragozano. Así es desde ayer.