La droga de los pobres en Marruecos es el Karkubi, un psicotrópico que circula por los barrios más desfavorecidos, pero que también hace estragos entre los estudiantes de colegios distinguidos.

Medicamentos como el Rivotril o el Gardenal, que utilizados bajo prescripción medica no presentan riesgos, son consumidos en este país en grandes dosis y mezclados con hachís, alcohol o pegamento, lo que puede llegar a provocar alucinaciones y conductas psicópatas. La bomba de relojería estalla cuando el Karkubi se añade al Maajun, una popular masa de harina mezclada con hachís en polvo.

Robos, violaciones, agresiones, ruptura familiar y frecuentes penas de cárcel, así resume Mohamed Mutawakil (nombre ficticio) las consecuencias del Karkubi, una droga que comenzó a tomar «por placer» a los 17 años y de la que se desenganchó hace siete.

«Si alguien te habla no te enteras de nada», dice Mutawakil, mientras que a su lado Imane, vecina del barrio popular de Hay Al Mohammadi de Casablanca, cuenta cómo su marido estuvo un año y medio en prisión tras ser condenado por robo, y cómo al salir, «colocado» de esta droga, sufrió un accidente que lo dejó varios meses en coma. También se han dado casos de autocanibalismo en los que un joven magrebí llegó a arrancarse la piel a mordiscos.

El Karkubi se puede conseguir en el mercado negro por un precio que oscila entre los 30 y 80 dirhams (unos 2,5 y 7 euros) dependiendo del producto que, según los especialistas, llega caducado (lo que aumenta su efecto nocivo) y de forma clandestina desde Argelia y la ciudad española de Melilla. En España, según la Guardia Civil, esta droga tiene un valor en el mercado negro de entre 5 ó 10 euros.

El psiquiatra forense zaragozano, José Carlos Fuertes Rocañín, resalta la particularidad de la mezcla, puesto que «aunque el ansiolítico es un relajante, esta droga de diseño tiene una base fuerte de cannabis, que está conformado del tetrahidrocannabidol, y cuya pureza puede conllevar viajes similares a los que ofrece el LSD». A ello hay que añadir, según este especialista, que es una droga «muy novedosa en España» y sus componente están «poco» estudiados.

Unos efectos que no se observan entre los consumidores habituales de la marihuana o del hachís, si bien las personas que fuman ambas sustancias de forma muy frecuente (cinco o seis porros al día) presentan episodios delirantes y trastornos de personalidad.