-¿En el reciente debate de política general anunció que que era el último suyo porque no volverá a presentarse. Recibió un aplauso de reconocimiento de todos los diputados ¿Qué sintió en ese momento?

-Desde luego, fue un debate especial. Por ser el último de la legislatura y el último en el que participo. Fue especial porque han sido ocho años muy intensos y con momentos también muy duros, ya que cuando entré había un Gobierno que ejercía de espaldas a la ciudadanía y hemos trabajado mucho para revertir esas políticas. El Aragón de hoy es mejor que el que había cuando entré en las Cortes, pero queda mucho trabajo por hacer. En cuanto al aplauso, es algo que se agradece y reconforta. Por encima de las diferencias políticas, siempre he respetado y he sentido que se me ha valorado mi compromiso.

-Varios días después, ¿qué valoración hace del debate?

-Como suelen ser los últimos de legislatura: menos político y más de balance. La sombra preelectoral sobrevolaba en las intervenciones. Y eso que aún queda mucho trabajo en esta legislatura. También lo demostró el presidente Lambán con sus guiños a Ciudadanos al tiempo que insistía en su proyecto progresista.

-Precisamente, usted le reprochó esa equidistancia...

-Es que no puede ser equidistante. El equilibrio en política es perverso. Se ha demostrado que los acuerdos progresistas han ido en beneficio de la ciudadanía. Lambán tiene que elegir si prefiere un pacto a la andaluza (el PSOE gobierna con Ciudadanos) o un pacto a lo Pedro Sánchez (que gobierna con el apoyo principal de Unidos Podemos).

-Usted ha sido testigo de un cambio notable en las formas de hacer política. Ha coincidido además con la irrupción de nuevos partidos que presumían de traer nuevos aires a la política. ¿Ha notado muchos cambios a mejor?

-Eso lo tendrá que determinar la ciudadanía con sus votos, aunque desde luego se ha notado un cambio en la actividad parlamentaria que considero muy positivo. La pluralidad siempre es favorable, y un Parlamento con muchos partidos siempre reflejará de una forma más fiel la realidad de una sociedad que es diversa y plural. Es enriquecedor. Siempre será mejor que haya siete grupos políticos que tres.

-Como consecuencia de esa fragmentación, la mayor parte de las iniciativas se han tenido que pactar...

-Y es algo muy saludable. Aunque en Aragón hay una larga tradición pactista, en política se está poco acostumbrado al pacto y la negociación, y creo que nos tenemos que empezar a acostumbrar a que esta práctica ha venido para quedarse. Es una nueva forma de hacer política necesaria.

-¿Qué balance hace del Gobierno de Aragón de esta legislatura?

-Me ha decepcionado. Veníamos de una legislatura muy dura, con graves recortes y con una falta absoluta de diálogo. Hubo una mayoría progresista y era una gran oportunidad que se ha dejado escapar. Se han revertido muchos de esos recortes y, como decía, el Aragón de hoy es mejor que el de hace cuatro años, pero nos hemos quedado cortos. He echado de menos valentía, más audacia para aplicar políticas de izquierdas sin complejos. Lo demandaba una mayoría social y nosotros apostábamos por una política radical para hacer desde la raíz una política social más contundente. Lo he echado en falta.

-¿IU ha perdido espacio y protagonismo político tras la confluencia con Podemos?

-IU trabajó intensamente para lograr la confluencia entre organizaciones de izquierda y del activismo. Buscamos esa fórmula y tomamos una decisión soberana. Nos vamos a tener que ir acostumbrando a esas confluencias en política. Está pasando en Francia, tanto en la derecha como en la izquierda y van a formar parte del espacio natural de la política. Hay que conseguir que la gente esté cómoda en estas confluencias y que identifique que es su opción política. Donde se aprecia más nítidamente la labor de la confluencia es en el Congreso, con el grupo Unidas-Podemos-En común. Somos organizaciones distintas con objetivos comunes y donde tanto Podemos, como IU o Equo, entre otras, pueden hacer aportaciones muy positivas.

-Habla de Unidas-Podemos-En común. En las Cortes no fue posible... ¿Lo será el próximo año?

-Es todavía prematuro asegurarlo, pero en las Cortes mantenemos unas relaciones muy fluidas entre Podemos e IU y estamos trabajando juntos muy bien. Es cierto que durante el proceso se han cometido errores y ha habido momentos difíciles, porque es complejo, pero la búsqueda de esos espacios amplios de trabajo es positiva. Nos respetamos dentro de la lógica y la dinámica parlamentaria, y también quiero destacar que me he sentido muy a gusto en el Grupo Mixto trabajando con CHA.

-¿Y la fórmula de Zaragoza en Común se repetirá o cree que habrá listas diferentes?

-Uy, no voy a entrar en algo que a mí no me compete, son decisiones que no me corresponden a mí y que se debatirán en los órganos correspondientes.

-¿Con qué momentos se queda durante estos cuatro años? ¿Y cuáles han sido más amargos?

-He vivido momentos muy agradables y me siento muy orgullosa de muchas leyes que hemos aprobado o de la comisión por la violencia machista. Los momentos más duros han sido los del Gobierno de Rudi y ver que había mucha gente que sufría por esas políticas. En lo personal también ha sido duro, ha sido una legislatura compleja y delicada. Cuando obtuvimos un representante, en el 2015, fue un momento muy difícil en el que te planteas muchas cosas y lamentas que electoralmente no se haya traducido el trabajo que se ha realizado y que nos hacía partir con expectativas positivas.

-Usted e IU limitan su presencia a dos mandatos, pero ¿no cree que si se trabaja honestamente y se hace un buen trabajo, eso puede provocar que se pierden buenos políticos?

-Es una decisión que yo tomé personalmente y que creo que es saludable. En política hay que trabajar de forma profesional, pero no se puede ser un profesional de la política.

-Dejará las Cortes, pero, ¿también la política?

-La política no la abandonaré nunca, me retiro de la primera línea política. No estaré en ninguna lista electoral. Trataré de aportar desde el activismo y en la calle lo que siempre he hecho, para conseguir un Aragón más libre, igualitario y feminista.