La legislatura en el Ayuntamiento de Zaragoza se da ya por amortizada. Los asuntos municipales apenas suscitan debate y a falta de pan, buenas son las tortas. Las que se regalaban ayer, a banderazo limpio entre las bancadas de la derecha y la izquierda a propósito, cómo no, del conflicto en Cataluña. La enésima pegada de carteles en el salón de plenos de la mano de un PP que rescataba para la sesión de ayer la polémica del relator del Gobierno de Pedro Sánchez, tan superada por la convocatoria de elecciones generales del 28 de abril como el «estigma» que PSOE, Zaragoza en Común (ZeC) y CHA recuperan una y otra vez para los conservadores, y especialmente para Ciudadanos (Cs), por haber conformado gobierno en Andalucía apoyándose en la imagen de la ultraderecha.

Todos ya han marcado posición a nivel nacional pero huir del debate sobre la roja y gualda, la unidad de España o si es patriota o no apoyarse en el nacionalismo para gobernar solo anticipa lo que está por venir, que es el objetivo de convertir los comicios en un plebiscito. Votar a favor del «chantaje del independentismo» que decía ayer el portavoz popular, Jorge Azcón, o de «la agenda que marca Vox» a una derecha con «fragilidad mental», que replicaba el socialista Carlos Pérez Anadón, remarcando la incómoda «foto de Colón» que «ya no tiene vuelta atrás». «Quieren echar a Pedro Sánchez como sea», les dijo.

«A Sánchez lo quería echar usted», le respondía el conservador Pedro Navarro enfrente, recordando el golpe dado en Ferraz en el 2016 para desbancarle como secretario general. «Ustedes sí que cambian de lidercillo, cual sastrecillo valiente, con tal de mantener el sitio», replicaba él más tarde en referencia al recambio de Rajoy que supuso Pablo Casado, pese a que Aragón defendía que fuese Dolores de Cospedal. Porque cada uno tiene tantos trapos sucios de puertas para dentro como banderas que agitar fuera.

«El problema ya no es Vox, es el PP y Cs», entonaba un Pablo Híjar, edil de ZeC, para quien «el nacionalismo más peligroso es el español», quien reprochaba a la derecha que enarbole «unos símbolos que no representan a todos» para intentar disimular que «su bandera es la del IBEX35 y la enarbolan para defender a ese 1% de la población que acumula el 25% de la riqueza».

«Son españoles de pacotilla», reprochaba el portavoz de CHA, Carmelo Asensio, a una derecha que representa «un patriotismo barato» y que no impedirá que en las urnas la gente vote «entre la política y la crispación». Porque las críticas de la derecha incluyen una «falta de reflexión que está sustituyendo por banderas». Colón «es una manifestación de lo que se nos viene encima», un «nacionalismo tan excluyente como el catalán».

Para Cs, el presidente Sánchez «ha superado el dontancredismo de Rajoy», apuntaba la portavoz, Sara Fernández, quien añadía que el socialista «no está capacitado para ser presidente». Otra frase célebre que guardar para el día después, porque la aritmética es caprichosa.

Solo la actualidad es aliciente. Como recuperar lo que dijo Íñigo Urkullu en el juicio del procés, que ayuda a entender lo que es un relator. O recordarle a la senadora del PP Ester Muñoz que los represaliados del franquismo también son españoles, para pedir su dimisión, en un salón de plenos lleno ya de carteles electorales.