El peirón de San Miguel de Huesa del Común (Teruel), el más alto de Aragón, se ha salvado de la desaparición gracias a una intervención que ha supuesto 47.000 euros invertidos por el Gobierno de Aragón.

En 2016, este peirón, declarado bien de interés cultural, presentaba un desplome alarmante que amenazaba seriamente a su estabilidad, lo que provocó que los vecinos dieran la voz de alarma y reclamaran la ayuda del Gobierno de Aragón.

Técnicos del Ejecutivo visitaron la zona y posteriormente se colocó una estructura exterior de acero laminado y pletinas para realizar el empresillado del peirón y, con ello, evitar una mayor erosión en su base, y el colapso definitivo, según explica el Ejecutivo autonómico en un comunicado.

Una vez terminado el invierno, se redactó un documento técnico para la consolidación y restauración del peirón y las obras comenzaron en 2017.

Estos trabajos han incluido su cimentación además de la retirada, cara a cara, de la estructura de ladrillo de la base, rehaciendo las zonas derruidas.

No obstante, continúan las mismas fuentes, el punto más delicado de la actuación consistía en colocar cuatro gatos hidráulicos que, ayudados de la estructura de acero situada en 2016, se utilizaron para nivelar el fuste del peirón y devolverle la verticalidad perdida hace años.

Una vez aplomado el fuste, se reconstruyeron las caras de ladrillo, siguiendo los patrones previos de los ladrillos desmontados, y se macizó el interior con cal y canto, tal y como estaba originalmente.

Además, para garantizar una mayor estabilidad, en el fuste se han colocado varillas de acero inoxidable cruzadas de cara a cara y se ha inyectado cal hidráulica especial para restauración, de manera que la estructura está completamente consolidada.

La intervención ha continuado hacia la parte de la coronación, rehaciendo los faldones de la cubierta, completamente disgregados, y origen de toda la patología del peirón, dada la entrada de agua continua que acabó por afectar a la base del monumento.

Se han restaurado las cornisillas y la hornacina que cobijaba la estatua de San Miguel, que volverá a colocarse una vez que sea restaurada.

En la cubierta, se pudieron recuperar piezas cerámicas de tipo escama con forma de lágrima en tres colores: azul, verde y blanco, que se repondrán en este próximo mes, para concluir definitivamente las obras, destaca el comunicado.