Una discusión por la relación sentimental con una mujer estaría detrás del apuñalamiento que sufrió ayer un vecino de Zaragoza y que pudo costarle la vida en el barrio Delicias. Es la hipótesis que baraja el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que mantiene abierta la investigación y que este viernes pondrá a disposición judicial al supuesto autor, J. C. L., de 25 años.

Llegan a esa conclusión tras realizar una serie de indagaciones en el entorno cercano de los dos jóvenes, ya que ninguno ha dado información al respecto. La víctima porque se encuentra grave en la uci del hospital universitario Miguel Servet de Zaragoza y el sospechoso porque se acogió a su derecho a no declarar por recomendación de sus abogados Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén, ya que desconocen las pruebas que tienen contra el detenido al no poder acceder al atestado policial.

La ingesta masiva de alcohol es otro elemento presente en la discusión. La víctima y el agresor estuvieron en el interior del café bar Tarragona junto a dos amigos más. Según señaló su propietario a este diario, «estuvieron desde las 20.00 horas hasta más allá de las 22.00 horas consumiendo cervezas. Se les veía contentos y con una actitud normal, de amigos». La cuchillada en el costado se produjo sobre las 23.00 horas.

El detenido era conocido en la zona y cliente tanto del establecimiento que regenta Toni como del Triángulo Tropical, dirigido por Narcisa, quienes se mostraron sorprendidos por los acontecimientos y, especialmente, porque nunca le habían visto un comportamiento agresivo a J. C. L.

Vídeos

Los investigadores también están analizando los vídeos aportados por los vecinos que, ante los gritos procedentes de la calle, se asomaron a sus ventanas y balcones para ver qué pasaba. En uno de ellos está recogido el momento del apuñalamiento. Se puede observar el momento en el que el arrestado, tras gritar: «Mira que nos matamos»; le da un puñetazo en la cara a la víctima cuando esta se encontraba apoyada en su vehículo ­­(que ayer permanecía estacionada y con una multa por no pagar la zona azul), quien trata de defenderse con las manos. Ahí es cuando es apuñalado en el costado. Recibe una única cuchillada.

Sin darse cuenta de que está sangrando se acerca a su vehículo para tratar de coger algo de la parte trasera del mismo, pero le fallan las fuerzas y tiene que apoyarse en la pared de uno de los establecimientos hosteleros. Ahí es atendido primero por los clientes de uno de los bares y luego por la Policía que le hizo un torniquete a la espera de la uvi del 061. El agresor se marcha del lugar a la vez que dice: «Si me denuncias te mato». No fue muy lejos, ya que la Policía le arrestó en las inmediaciones con el cuchillo en la mano.

El padre del agresor, un exguardia civil condenado por robo

J. C. L., el joven detenido por el apuñalamiento ocurrido ayer en el barrio zaragozano de Delicias, es el hijo de un excabo primero de la Guardia Civil de Zaragoza que fue condenado por asaltar viviendas de personas de etnia gitana en el 2012. Fue condenado a siete años y medio de prisión, además de ser expulsado del Cuerpo.

El primero de los robos tuvo lugar el 9 de mayo del 2012, cuando el condenado y su compinche llamaron al telefonillo de un domicilio de Alagón e irrumpieron al grito de «Guardia Civil, registro de drogas». Ambos vestían chalecos del instituto armado y entraron al domicilio enseñando la placa real del agente. Pero minutos después se enfundaron un pasamontañas negro, maniataron al matrimonio que habitaba la casa y les exigieron que les entregaran las joyas, móviles y dinero.

El segundo asalto sucedió en Pedrola, cuando el agente ya estaba bajo vigilancia y con el teléfono pinchado por el Servicio de Información de la Guardia Civil de Zaragoza. En esa ocasión actuaron tres hombres, que engrilletaron al matrimonio que habitaba la casa pero no a su hija menor. Esta logró avisar a dos familiares que se acercaron a la casa, pero fueron recibidos a golpes y logró huir del lugar. Se llevó 3.000 euros y joyas. A raíz de la investigación y de la intervención del teléfono del condenado, los agentes averiguaron que en los asaltos participaba una cuarta persona que coordinaba la operación desde la distancia.

Al margen del proceso penal, el Ministerio de Defensa expedientó al cabo y lo sancionó con la expulsión del Cuerpo por cometer un delito que causa grave daño a la administración y a los ciudadanos, tal y como establece el Régimen Disciplinario de la Guardia Civil. El exagente recurrió la decisión pero el Tribunal Supremo lo rechazó al considerar «obvio» que su conducta merece el máximo reproche. El fallo reflejó que padecía de trastornos del humor, de depresión y contaba con un historial de abusos de alcohol y cannabis. El agente tenía diagnosticada también una dependencia a la cocaína que le afectó en la comisión de los hechos y su conducta dañó «seriamente» la imagen de la Guardia Civil.