POR

ADRIANA OLIVEROS

Maquillajes de fantasía, pelos imposibles, tendencias de última moda y, sobre todo, imaginación a raudales. El Centro de Formación Profesional Pignatelli de Zaragoza celebró ayer en el Garden su original fin de curso. Noche que mezcló géneros luperos dispares como el desfile y la entrega de diplomas, con cena al canto además. La cita fue un buír de nervios y creatividad. El director del centro, Jesús García, y sus profesoras (Ana Pacheu, María Serrano, Mariví Aparicio y Verónica Muñoz) iban y venían, mientras algunos de sus alumnos se preparaban para hacer cortes de pelo en directo (Ana Martínez, Beatriz Funes, Pedro José Colmaro y Virginia Andreu), o incluso para desfilar con sus propias creaciones. Hay estaban la polar Marta Tajada, la tribal Sara Biota, Beatriz Delgado, en plan vampiresa chic, Sonia Castillero, con plumas y a lo loco, la novia , María José Domínguez, y muchas otras, como Patricia Ondiviela, Carolina Horno, Eva Piedrafita, Silvia Góñiz, Azucena Mateo, Jana Carbonel, Erika Usar, Paula Brocate, Iris Laborda, Raquel Santos, Yolanda Feijoó... Y, por supuesto, Alexandra Cotilla, Mónica Marchito, Raquel Almaré y Lorena Cañete, que habían colaborado en la puesta en escena. Presentó Sheila Gutiérrez el evento, pidiendo un minuto de silencio por las víctimas del 11-M. Y tomó ritmo la pasarela con el funky de las trillizas Aparicio y el peculiar cabaret de las alumnas de Escolapios Pompiliano. El ambiente se dejó llevar por las inspiraciones cubistas y naturalistas de unos corporales no recomendados para tímidos. Y la puntilla se convirtió en un juego de crestas, rastas y brillos. Locura deliciosa. Para los que no se cortan ni un pelo.