No es el distrito más grande de Zaragoza, ni siquiera el más poblado, pero el área que abarcan los barrios de Universidad y Romareda es una de las más conocidas y activas de Zaragoza. Su historia queda marcada desde hace decenios por el campus universitario de la plaza San Francisco, inagotable fuente de cultura y juventud desde que en los años 30 se construyera la Facultad de Filosofía y Letras, a la que siguió poco después la de Derecho. Para cuando llegaron la de Ciencias y el edificio Interfacultades, en los albores de los 70, la ciudad ya había roto los primeros límites hacia el sur con la construcción del hospital Miguel Servet y el estadio de fútbol de La Romareda. Sería difícil afirmar cuál es la piedra angular de este distrito de vida alegre por la cantidad de superficie que tiene destinada al ocio y la cultura, sobre todo a la literatura y las numerosas librerías que han poblado las calles del entorno universitario durante años, por no hablar del mercadillo numismático junto a Dominicos, de los cromos, de los colegios mayores o de las decenas de metros cuadrados dedicados al ocio gastronómico en rededor de la estatua del rey Fernando El Católico, que preside su plaza central desde 1969.

El Parque Grande José Antonio Labordeta es el pulmón de un distrito en el que también destacan el Clínico Universitario Lozano Blesa, el Auditorio, el centro comercial de Aragonia, el antiguo Seminario, la escuela municipal de música, teatro y danza o la Escuela Oficial de idiomas. El barrio, en general, se configura en torno a zonas verdes o andadores junto a los que se levantan edificios extensos. Aunque en sus orígenes estaba situado alejado del centro de la ciudad, el paso de los años y la ampliación constante de la urbe hacia el sur lo han convertido en un punto estratégico de Zaragoza, constituyendo un centro cultural y estudiantil de vida en la calle.

Sus avenidas, así como el comercio y la hostelería hacen del distrito Universidad, limitado por Vía Hispanidad, el Parque Pignatelli, Gómez Laguna o la avenida Goya, uno de los más transitados por los ciudadanos. Su gran variedad de bares y restaurantes han convertido a este barrio en uno de los lugares clave para poder disfrutar de la gastronomía zaragozana. Se arremolinaron al principio más cerca del campus en locales inolvidable como Los Fueros, aunque con el paso de los años son muchos los que han ido cambiando o evolucionando. Sin embargo, el área cuenta con muchos locales hosteleros con historia como el Nevada, con más de 60 años de vida, el Peirón de la Manduca o Rogelios, por citar solo algunos.

Hoy en día, el futuro del barrio pasa por la supermanzana que Urbanismo proyecta en San Francisco, entre las calles Pedro Cerbuna, Fernando el Católico, Violante de Hungría y la propia plaza. Todavía habría que esperar, al menos un año, ya que está previsto que este ejercicio se redacte el proyecto para empezar a transformarla en el 2022, cuando el ayuntamiento pretende invertir 1,5 millones, los mismos que en el 2023. Para este 2020, el concejal Víctor Serrano solo ha presupuestado 200.000 euros, los necesarios para redactar el proyecto de peatonalización del entorno del campus universitario

No obstante, primero tendrá que superar una de las enmiendas que ha presentado Vox a los presupuestos, que se debaten el próximo jueves en pleno. La ultraderecha busca cambiar el calendario del concejal de Urbanismo, pretende que las primeras partidas del plan Zamoray-Pignatelli cambien de destino, además de cargarse directamente el plan de San Francisco al considerar que hay actuaciones «mucho más urgentes» en la ciudad, según explicó su portavoz, Julio Calvo, que apunta a la avenida Cataluña.

En cualquier caso, el proyecto tampoco ha sido acogido con gran entusiasmo en el distrito, ya que justo en las calles que se han elegido «no hay mucho comercio», sino que es más bien «un lugar de convivencia de universitarios» cuyo esplendor luce precisamente en el color que le otorgan la hostelería y los jóvenes. «Puede ser importante de cara al futuro, ahora se han quedado cortos en el espacio elegido. Deberían estudiarlo bien y mirar cómo hacerlo hasta la calle Bretón», explica Javier Pérez, presidente de la Asociación de Vecinos Fernando El Católico, donde mantienen una gran preocupación por el estado del río Huerva y sus riberas, que se encuentran muy abandonadas en el tramo entre el Puente de los Cantautores y el de los gitanos, tanto que es «casi un estercolero donde abundan las ratas».

Las claves

El abandono del solar en el que se ubicaban los antiguos viveros Sopesens, desmantelados en el 2015, centra una de las principales quejas del distrito. Desde el Instituto Municipal de Salud Pública (IMSP) se ha actuado en varias ocasiones, pero los vecinos esperan que esas intervenciones den sus frutos. La Asociación de Vecinos Fernando el Católico no cesa de recibir quejas de vecinos alertando de la presencia de un gran número de ratas en la zona. «Hay quienes están un poco alarmados, porque además, frente a esta zona está la clínica Quirón», afirma Javier Pérez, su presidente, que recuerda que ese espacio «debía estar ya limpio y arreglado y, sin embargo, está lleno de ratas». También hay patos, muchos, a los que se les da de comer y que constituyen el problema inicial.

«Las riberas del río Huerva son un desastre, ni tienen aceras ni nada. Están dejadas de la mano de dios desde hace años», dice Javier Pérez, que se refiere más concretamente a la zona que fluye entre el puente Blasco del Cacho (junto al Salduba) y el del Emperador Augusto, más conocido como de los gitanos. La revitalización del río en esta zona de la ciudad debe ser prioritaria con un proyecto medioambientalmente sostenible que también contemple usos lúdicos, educativos y deportivos, aunque lo primero sería adecuar la zona. El Huerva a su paso por Zaragoza requiere de una intervención integral, pero los vecinos de Universidad reclaman con urgencia que se actúe en este tramo que es una fuente intransitable de suciedad.

«El Distrito Universidad siempre lucha por tener un centro de mayores. En barrios como Romareda estamos muchos que vinimos a vivir en 1966 y que ahora no encontramos un sitio apropiado donde acudir a charlar», explica Pablo Sánchez, de la Asociación de Vecinos Agustina de Aragón. «Tenemos el terreno señalado desde hace años, junto a las pistas de la federación de tenis, pero no se hace. Y en esta legislatura tampoco se va a hacer porque he preguntado que cuánto dinero va a ir destinado a ese proyecto y me han dicho que cero euros. Cuando se acabe la pandemia lo volveremos a reclamar porque es algo que mucha gente en esta zona echa en falta y que lo vamos a necesitar», concluye el presidente vecinal.

La llegada de Jorge Azcón a la alcaldía de Zaragoza se presumió como definitiva para que la ciudad acometiera por fin la remodelación de su estadio de fútbol, algo que se espera desde hace un par de decenios en el distrito Universidad, especialmente en Romareda, donde saben que un estadio de cuatro estrellas daría un impulso económico a la zona con la celebración no solo de partidos de alto nivel sino de grandes conciertos. No obstante, no hay muchas esperanzas de que el nuevo coliseo crezca en esta legislatura. «Un estadio mejoraría mucho la zona, aunque es verdad que ahora hay otras cosas más importantes. La nueva Romareda se tenía que haber construido, no obstante, hace años, como se ha hecho en otras muchas ciudades de España», dice Sánchez.

La zona azul. Zaragoza se convertirá en poco tiempo en una ciudad en la que para aparcar el coche en la calle haya que pagar prácticamente en cualquier área. Desde el área de Movilidad están trabajando de la mano de las juntas vecinales en una propuesta para ampliar el estacionamiento regulado por prácticamente todos los distritos. «La voluntad en nuestro distrito era que no hacía falta», dicen en el barrio. Sin embargo, según la propuesta inicial de Movilidad, la primera fase de regulación del aparcamiento afectará precisamente a Romareda, donde abundan edificios que se construyeron en los años 50 y 60 sin garaje. Como en otros barrios, en cuanto a la necesidad de la zona azul hay opiniones encontradas.