El pequeño comercio del centro de Zaragoza, desde la alimentación a la moda y los regalos, vive atenazado por la crisis del coronavirus casi desde que empezó el año. Por ello el sector, que en el caso de las tiendas de ropa y complementos registran un descenso de los ingresos entre el 50% y el 70%, ha adelantado la campaña de Navidad con el fin de atraer a los compradores y salir de la atonía en que vive sumido.

La decoración navideña ya es visible en muchos establecimientos y las tabletas de turrón llevan desde primeros de noviembre en los supermercados. Además, en algunos comercios ya se difunden villancicos.

Desde hace pocos años, las rebajas del Black Friday (que se celebra el próximo viernes) marcaban el comienzo de la campaña navideña. Pero el covid-19 ha trastocado incluso esa reciente tradición importada. Y toda la publicidad se empezó a enfocar hacia la Navidad tan pronto como se decretó que no habría fiestas del Pilar.

«El problema es que las tiendas tenemos grandes estocs sin vender», reconoce Begoña Abad, de Skándalo de Luxe, una tienda de moda y complementos situada en la calle León XIII, una de las arterias más comerciales de la capital aragonesa.

El cierre total de la pasada primavera, unida al cálido otoño que está haciendo ha reducido de forma notable la venta de ropa de abrigo, apunta Abad, que pertenece a la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza y Provincia (Ecos).

Por no hablar de que la cancelación de todas las fiestas ha supuesto que las prendas para ocasiones especiales se han quedado en los escaparates y expositores, continúa la responsable de Skándalo de Luxe.

"SALVACIÓN"

En estas circunstancias, las ventas de Navidad se ven como una posible tabla de salvación. «Pero la incertidumbre que rodea todo hace que los clientes potenciales se retraigan», lamenta Abad.

Ella, como una gran parte del comercio de tipo familiar y de tipo medio de Zaragoza, no cree que el Black Friday les saque del apuro. «Es pan para hoy y hambre para mañana y hace que noviembre y diciembre pasen organizando un descuento continuo que genera inactividad más adelante», opina.

«Con esta campaña prenavideña intentamos que los clientes adelanten un poco las compras», subraya Isabel Bellostas, que ya ha notado que en su tienda de la calle Alfonso, dedicada a la bisutería fina y al mundo del regalo en general, «la gente empieza a adquirir detalles para sus familiares». «Es cierto que la Navidad viene con adelanto, pero aun así el sector del comercio se ha dado un batacazo de proporciones gigantescas», apunta Santiago Espa, de La Parisién, también en la calle Alfonso. Esa zona comercial, señala, se ha visto muy perjudicada por la imposibilidad de entrar en Zaragoza debido al confinamiento perimetral y por el hecho de que «mucha gente teme coger el autobús para venir al centro».

EN EL MERCADO DE BARRIO

Muy cerca de está céntrica vía está el recién rehabilitado Mercado Central donde cada año, para estas fechas, les ventas se disparan. Pero este todo ha cambiado y se han congelado. Desde la Asociación de Detallistas, su gerente, Fernando Benito, explica que se han notado un incremento en la clientela y en las ventas, aunque están lejos de alcanzar las cifras de otros años.

«La gente está esperando a ver qué sucede en Navidad, si pueden juntarse con la familia y los amigos», añade. Los precios por ahora se mantienen estables, salvo los alimentos congelados, que ya están al alza. El resto, las carnes y el pescado, subirán después del puente de la Constitución, cuando se suele empezar a comprar todo lo necesario para los días festivos. «Los días previos a la Navidad se disparan los precios, la gente lo sabe y suele ser previsora, por eso compra antes», comenta Benito.

Si algo les esta salvando la campaña prenavideña es que este año han ganado nueva clientela: los jóvenes que tras la rehabilitación y modernización de la lonja se han animado a comprar en el mercado más tradicional de la ciudad. «Lo bueno es que se reparten y entre semana vienen los de toda la vida, los mayores, y los más jóvenes aprovechan el sábado por la mañana», añade.

También han logrado estabilizar su facturación con la venta online, cada vez más demandada. En seis meses ya han realizado 2.400 pedidos y se prevé que aumenten en lo que resta de año. Pero esto no es suficiente para hacer frente al cierre de los restaurantes, que ha provocado que la demanda de carnes y pescados haya descendido radicalmente y disparado el precio de algunos productos. «Según la demanda nosotros tenemos que cuadrar las cuentas», resumen Lorenzo Sinusia, del puesto de Carnes Lorvi de la lonja, que asegura que las peticiones de chuletones, por ejemplo, está por los suelos.

Desde la Asociación de Mayoristas de Pescado de Zaragoza, Félix Escobar, añade una apreciación «muy importante». «El mar manda, y te da lo que quiere. No tienes una máquina produciendo ni un rebaño concreto. Además, no salimos cuando queremos porque también hay temporales. Así que cuanto menos género, más altos tenemos que poner los precios», resume.

Factores que se suman a otro nuevo y que está marcando el 2020: la incertidumbre.